CUADRAGESIMOCUARTO
YO
Cubro
el cuerpo con jirones
y
mi presencia se advierte
después
de la media noche
por
percances que produzco
en
casas donde se apiñan
los
asquerosos humanos.
Impido
a gallinas y palomas
que
depositen sus huevos
en
los nidos preparados,
mientras
destrozo furioso
jarras,
platos y persianas,
que
hacen ladrar los perros
y
asustar los viejos gatos.
Abro
grifos, doy portazos,
destruyo
las cañerías,
apago
y enciendo velas
con
el fin de despertar
los
infantes con mis ruidos,
sin
ninguna explicación.
Contra
tantos desafueros
solo
queda huir de casa
sin
dar nueva dirección,
ya
que puedo introducirme
sin
problema en los trasteos
para
angustia y desespero
de
los que van en mudanza.
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