NOVENO
YO
Veleidosa
como todas mis rivales
soy
dueña del amor y la fertilidad.
Nací
de las gotas de sangre
que
mi padre convirtió en espuma
cuando
cayeron al mar.
Fui
elegida por París,
pese
a la diosa que arrojó
su
manzana de discordia
en
la mitad del salón.
Mis
colegas se lanzaron contra Pérgamo
haciendo
que mi bien amado
pereciera
en el combate.
Entonces
decidí casarme
con
el gran paticojo metalúrgico,
a
quien cambié muy pronto
por
la tibieza de Adonis.
Soy
generosa con los dioses
y
mortales que saben seducirme;
feroz
con los descorteses
que
niegan mi belleza y mi poder,
como
aquellas chicas de Pafos,
que
convertí en prostitutas
cuando
ignoraron mi divinidad.
Embriago
los amantes con mis néctares
mientras
miran mi radiante cinturón,
que
rige los placeres amorosos
hermanos
gemelos de la muerte,
cuando
no de la total desilusión.