LAS PILATUNAS DE
LOKI
El travieso
malandrín del panteón
hecho tábano
picó en la mano a Brock,
un enano
valiente y solidario.
Pero éste siguió
impulsando el fuelle
hasta dar forma
al jabalí salvaje
que cruza el
firmamento proyectando
su poderosa luz.
No contento con
tal impertinencia
volvió a picar a
Brock en la mejilla
para impedir que
el pequeño fabricara
con grandes
llamas el anillo mágico,
emblema
permanente de la fertilidad,
del que caerían
ocho anillos similares
cada nueve
noches, con rigor sagrado.
Pero el valiente
y diminuto Brock
tampoco claudicó
en esta ocasión.
Siempre terco,
el sinvergüenza Loki,
todavía
convertido en tábano,
picó de nuevo
sobre un ojo a Brock
para obligarlo a
suspender labores
mientras
limpiaba su rostro enrojecido,
descuidando así
el martillo de Thor,
que terminó con
el mango recortado.
Todo esto te lo
cuento vida mía
para evitar que
tengas tentación
de hacerle jugarretas
a tu amante.
De lo contrario
sufrirías conmigo
más crueldades
que el malvado Loki
entre las manos
del furioso Brock,
quien finalmente
se vengó certero
uniendo lengua y
boca del bandido
con su lezna
proclive a la revancha,
frente a la
burla de los otros dioses
que no cesaban
de reír a ultranza.