sábado, 11 de junio de 2016

Del libro "El panteón incompleto"











Antes del poema
mi humilde homenaje a este gigante,
recordando algunas frases suyas:

“Esta es la leyenda de Muhammad Ali.
Tiene izquierda. Tiene derecha.
Si te pega una vez, duermes toda la noche”.

“Flotar como una mariposa,
picar como una abeja.
Tus manos no pueden pegar
a lo que tus ojos no ven”.

“Soy joven, hermoso y rápido
y nadie puede vencerme”.

“El otro día luché contra un cocodrilo,
me enfrenté con una ballena,
esposé un relámpago,
encerré truenos en la cárcel,
herí una piedra y asesiné una roca,
hospitalicé un ladrillo,
pues soy tan malo
que puedo enfermar la medicina”.

“Cassius Clay es el nombre de un esclavo.
No lo escogí, no lo quería.
Soy Muhammad Ali, un hombre libre,
un hombre que busca la verdad”.

“No representaría al Islam
si fuese un terrorista.
Todos deben conocer la verdad:
El Islam es paz”.

MUHAMMAD ALI 

Por su puño y su palabra,
su entereza y su forma de pensar,
el Imperio no pudo doblegarlo.
Más que honores defendió la libertad,
la paz, la justicia y la equidad.

Trascendió la noción del cuadrilátero
con aguda inteligencia y con valor;
sus guantes, como mazos, aplastaron
la estulticia, el fanatismo y la crueldad.

A la guerra le negó sus galardones
en las hinóspitas selvas de Vietnam.
Y Occidente, con su blanca hipocresía,
vetó sus triunfos de regio boxeador.

Nació para la gloria con su muerte,
más allá de tartufos y políticos,
sobre el vasto horizonte americano,
en los estadios de la eternidad.

Amo y señor del excitante ring,
aceptó sin modestia el desafío,
deslumbrante y poético en su estilo,
noqueando sin piedad a los rivales.

Bajo las luces de los reflectores
África y América se unieron
en su sensible corazón de esteta,
como espinada rosa de los vientos,
marcando su deriva y su derrota
en el mar turbulento de la fama.

Que nos canten los bardos sus hazañas
y el Islam lo recuerde en sus mezquitas,
las huríes le prodiguen sus deleites
y El Más Grande lo reciba en su morada.