martes, 10 de septiembre de 2013

Del libro "Poemas al Futhark"



POEMAS AL FUTHARK (7)

Eres un regalo para mí que soy
combatiente sin descanso, Gyfu,
cargado siempre de armas y caballos
en medio de contiendas y festines.

Tú que ofreces sin ninguna duda
lo más precioso que busca el invitado,
porque estás relacionada con los dioses,
que no niegan sus dones a los hombres
dispuestos a la lucha permanente
y a rezos más bien compensatorios,
lejos de la avaricia y la ambición
que impera en usureros pervertidos.

Sé muy bien que representas
lo que debe dejarse por vetusto
a cambio de gloria y bienestar futuros,
lo mismo que las altas energías
canalizadas por personas sabias,
ansiosas de mayor conocimiento.

Significas también la lucidez
que nivela la vida con la muerte,
la praxis del profundo axioma
que expresa en su lenguaje rúnico
la sabia realidad de tus palabras:
Todo don reclama otro don,
por ser, como las otras Runas,
misionera de las fuerzas mágicas.

Austero y público homenaje rindo
a tu forma de cruz que me recuerda
la importancia del dar y el recibir
en justa proporción y sin engaños.

Para cumplir con el sagrado rito
estaré de pies, afincado sobre el piso,
con brazos abiertos y piernas separadas,
imitando la silueta de una equis
como línea estilizada de tu cuerpo.

Te pido en cambio como prenda,
la experiencia sexual con una virgen,
servicial en mi cama y en su espíritu,
la pasión que acompaña los amantes,
la armonía entre todos los amigos
y el selecto hedonismo del pagano.
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EL FUTHARK

La palabra Runa significó en un principio “rugido”, pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo caso, las Runas son un alfabeto mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón escandinavo, ganó las Runas al permanecer colgado del árbol Yggdrasil (el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, herido de un lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado Runa blanca.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f, u, th, a, r, y k. Fue el más usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras, aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número de formas escritas.
Los demás Futhark tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios rúnicos principales.