domingo, 23 de marzo de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



LAS OLAS

Ran y Egir tuvieron nueve hijas
llamadas Olas o Doncellas de las Olas,
cuya hermosura se hizo proverbial:
brazos y pecho de líquida blancura,
ensortijada cabellera, larga y rubia,
ojos azules y esculturales formas.

Fascinantes, inquietas y sensuales,
les gustaba retozar en las llanuras
de los vastos dominios de su padre,
ataviadas con velos transparentes,
verdeazules, nacarados y ligeros.

Alocadas y volubles en sus actos,
trocaban su faz de alegre a hosca
en medio de vaivenes y huracanes;
se incitaban sin tregua mutuamente
mesándose el cabello con crueldad
y rasgando sus trajes con violencia.

A veces se estrellaban en los riscos
intentando perseguirse unas a otras
con tenaz y perverso atrevimiento,
jugando entre abortados temporales
o retando torbellinos y tsunamis.

Jamás se distanciaban de la playa,
a menos que su hermano el Viento
decidiera acompañarlas en el viaje,
cuando su estado anímico era brusco,
impulsivo, turbulento y peligroso.

Preferían caminar de tres en tres
junto a los barcos vikingos,
entre focas, marsopas y delfines,
cuando estos estrategas decididos
superaban los obstáculos en ruta
al compás de su heroico destino.