LOS HUEVOS DE LA POESÍA
Huevo
revuelto
En
este mundo revuelto
donde
todo gira incontroladamente,
el
huevo poético no puede ser la excepción.
¿Con
quién tiene huevo la poesía?
Si
la poesía tiene huevo,
también
tengo el mío con la poesía.
Y
siendo así, podemos la poesía y yo
juntar
nuestros dos huevos
en
la cacerola de las circunstancias,
para
revolverlos cabalísticamente
hasta
encontrar el punto exacto
que
busca el mundo en su feroz bulimia.
No
hay que confundir, sin embargo,
los
huevos revueltos de la poesía y yo
con
el huevo filosofal, ni con los huevos
fantásticos
de Las Mil y Una Noches,
ni
con ningún otro huevo,
porque
los huevos revueltos
de
los que estoy hablando
se
parecen más a Dios que a otra cosa.
Todo
poeta debe comer sin demora
el
huevo revuelto de la poesía;
de
lo contrario, corre serio peligro
de
morir abandonado como un náufrago,
carente
de alimento y esperanza
en
los mares sin costas de la fantasía.