LOS
UNICORNIOS
Para
los que ignoran qué son los unicornios
doy
la descripción de tan nombradas criaturas:
Largo
cuerno espiral en la mitad de la frente,
parientes
de una extraña familia de caballos,
patas
de antílope, barbas de chivo y cola de león.
Representan
numerosas leyendas medievales
imposibles
de resumir en un poema,
no
sólo en Occidente sino en Oriente Medio,
en
el Cercano y en la lejana China.
Imaginados
de una blancura impoluta
y
símbolo supremo de la castidad.
Por
eso, el que intente capturarlos
debe
utilizar como cebo una doncella.
Según
renombrados ocultistas
existen
cuatro clases de unicornios:
El
originario del antiguo Albión,
seguido
por Europa, habitante
del
territorio que le da su nombre.
El
tercero es Carcadan, de Arabia,
India
y el continente africano.
Finalmente
tenemos el Sinoensis,
conocido
como unicornio Oriental.
Son
inteligentes y tan rápidos
que
ningún cazador puede atraparlos,
menos
matarlos o tenderles trampas
aunque
utilicen peligrosos métodos,
como
recostarse contra un árbol
y
aguantar hasta el último momento,
con
la ilusión de que al sacar el cuerpo
el
animal queda estacado por su cuerno.
No
cabe duda que tales despistados
ignoran
lo que son los unicornios.
El
asta de estos bellos animales,
como
los versos de poetas talentosos,
se
consideran ingrediente primordial
para
encantamientos y otros artificios,
aunque
los alquimistas sólo lo acogieran
como
uno de sus símbolos mercúricos.
Los
parasicólogos los han considerado,
en
el momento de interpretar los sueños,
síntoma
sublime de las ansias del soñante
junto
a deseos de conquista y éxito.
Los
ingleses, expertos y ambiciosos siempre,
remplazaron
el dragón de Enrique VII
por
el unicornio y el león de Jacobo I
como
emblema de su escudo nacional.
Los
que dicen ignorar los unicornios
debieran
consultar en Wikipedia
y
otras singularidades a su alcance,
pues
estos seres, asaz tan misteriosos,
familiares
de la magia y la locura,
son
la forma suprema de la poesía.