miércoles, 18 de abril de 2012

Del libro "El cofre del pirata"


SINTRA

Mi espíritu aún no se ha embriagado
con tus castillos moros repletos de alminares,
torrecillas y cúpulas, como lo hiciera Byron.
Tus verdes escalones
enmohecidos por el tiempo,
no han recreado mis pasos
ni mis ojos ansiosos de belleza.
En mis libros y en la imaginación
eres juguete extraviado de la recia Lusitania.

Cuánto diera por estar en la Sala de los Cisnes
escudriñando techos,
paseando en coche por tus calles
o escrutando manuscritos en la Biblioteca Municipal.

Cuando Francis Cook,
súbdito inglés de riqueza legendaria,
construyó sus jardines para enjoyar Monserrate,
se limitó a cumplir con lo que tenía que hacer.

Todo a tu alrededor
es digno de reyes, poetas y pintores.

A sólo 30 kilómetros de Lisboa
emerges nítidamente como perla contra el Sol,
tu clima es agradable y la lluvia generosa.

La vieja panadería, cerca del Ayuntamiento,
me torna un poco nostálgico
vendiendo sus tortas por más de siete siglos.

Ostentas sin duda una cultura milenaria;
lo confirman, según documentos de 1758,
tus doce cofradías,
siete conventos y cuarenta y cuatro ermitas.
Lord Byron te nombraba como Mi glorioso edén.

La humedad de tus altos y nudosos árboles
destilando suaves gotas de agua
no es más que un homenaje a tu frescura.

Quisiera, oh Sintra, continuar mis descripciones
y devorar pronto, si no muero,
todas las distancias que alejan tus encantos.