jueves, 3 de abril de 2014

Del libro "Poemas montaraces"



MULA HERRADA

Lanzo fuego por las fosas nasales
y aparezco en todos los poblados
mientras cruzo las calles solitarias
camuflada en mi pelambre negro.

Fui amante de un clérigo bellísimo
y por eso me echaron maldiciones
hasta dejarme convertida en mula.

Me desplazo sin temor por Bogotá
desde tiempos coloniales y violentos,
ensillada y orgullosa como nadie,
yendo de Sur a Norte y viceversa,
mientras chispeo con mis herraduras
sus callejas angostas y empedradas.

Allí suponen que soy el propio Diablo
o el alma del capitán García Zorro,
muerto sin confesión y excomulgado,
que ruega perdón, responsos y sufragios
por los fríos rincones de Las Nieves.

Hoy como antaño todo sigue igual,
y aunque Bogotá me haya olvidado
persisto sin tregua en mis andanzas
saturando de miedo a los cristianos,
que no pueden ignorar mis correrías
en noches sin Luna y tempestuosas,
por diferentes regiones colombianas.