jueves, 22 de noviembre de 2018

Del libro "Patente de corso"

















DOS MUNDOS

Nací en un mundo poblado de ganado,
exuberante agricultura,
ríos caudalosos,
sin desechos ni peces moribundos.
La tierra era más limpia
y los mares menos tóxicos.

Hoy, el mundo es otra cosa,
salvo en la guerra, matarife siempre,
porque el hombre es un cometa
con manchas oscuras en su núcleo
y venéreas letales en su coma.

¿Qué contradicción, qué desespero
habitan mis insomnios?
Al ignorar me muero por saberlo,
apegándome a la luz como una lapa,
hasta encontrar el primordial sustento.

¿Cuánta ignorancia domina mi cerebro?...
Es tanta, que sólo me lo explico
leyendo y pergeñando versos
en mis horas de ocio (que son muchas),
después de haber cumplido mi condena.

viernes, 16 de noviembre de 2018

Del libro "Abecedario poético y otros tantos"


















EL ÚNICO REMEDIO

Otro año pasa y todo sigue igual…
¿Igual?... ¡Qué digo!
Nada es igual en este mundo atomizado
por la guerra, cada hora, más violenta,
y la paz, cada instante, más lejana.

Los ríos son más turbios y el aire más espeso;
los mares más mortíferos.
Las selvas han sido derrotadas;
los desiertos son infiernos
donde el hambre y la sed se fortifican.
Las noches se acercan traicioneras
y los días ya no son confiables.
El hombre es una fiera.

¿Qué hacer para evitar entonces
la debacle feroz que nos domina?
Busqué y rebusqué muchos remedios
que me dieran siquiera una esperanza
para calmar mi pensamiento obtuso,
y lo hallé, cuando menos lo esperaba,
en los cuchillos de la poesía.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Del libro "Abecedario poético y otros tantos"


















CONTRASTES

¿Llorar el dolor, o disfrutarlo
mientras el mar espera
como senda infinita, nuestro rastro?
Mala cosa, por decir lo menos,
producto de intelectos afectados
por la peste fatal de la ignorancia
que tantos padecemos en secreto.

El mar y el firmamento esperan juntos,
igual que astros, nebulosas y cometas,
con su carga de belleza y poesía,
nuestro amor y presencia, merecidos.

Protestan los bosques y los ríos,
las selvas, los lagos, los desiertos
que anhelan recibir nuestras miradas
de afecto y comprensión, nuestro respeto.

Dar la espalda frente a tanta maravilla
es un crimen de idiotas, lamentable,
que no perdonan los dioses de la vida
mientras miran de sesgo nuestros males,
porque saben de sobra la estulticia
que domina la mente de los hombres
en los fértiles campos terrenales.

¡Fuera ciegos, olvidados de la obra
que un cerebro inteligente nos depara!
Yo me quedo solitario en la penumbra
contemplando lo que nadie puede ver,
con destellos de sol en la mirada.