POEMAS AL FUTHARK (3)
Oh gigantesco Thor,
figura maléfica
que deambulas como un sonámbulo
por los bosques del territorio nórdico
con tus prácticas de fuerza demoníaca,
cuerpo agudo y cortante como un diente,
garra implacable o virulenta espina.
¿Por qué llevas tu cósmico poder
a extremos de defensa y destrucción?
¿Por qué tanta barbarie y tanto exceso?
¿Por qué favoreces en ti mismo
y en la nítida Runa
que escogiste
como símbolo de tus contradicciones,
el germen de la vida y de la muerte?
Ella, por ser tan poderosa,
refuerza diariamente con su magia
la potencia de las otras Runas
que me llevan directo hacia el abismo,
o a resistir los ataques enemigos.
Por eso invoco la letra mitológica
que rubrica tu gigante anatomía,
para que tuerza o enderece mi destino
a través de los poderes invisibles,
no importa si celestes o infernales,
e impida para mí los accidentes
y las palabras de sonido torpe,
si de mi propia integridad se trata.
Igual la invoco contra mis detractores
que pretenden hacerme maleficios,
para unir o dispersar borregos
según mi deseo y circunstancias,
como trinchera segura de mis actos
y éxito firme en palestras amorosas.
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EL FUTHARK
La palabra Runa significó en un principio “rugido”, pero con el tiempo la
evolución semántica le dio la noción de “secreto
susurrado al oído”. En todo caso, las Runas son un alfabeto mágico
utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que se
conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón
escandinavo, ganó las Runas al permanecer colgado del árbol Yggdrasil (el gran fresno sagrado), durante
nueve días con sus noches, heri-do de un lanzazo. En cuanto al origen histórico
de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas
versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros
caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se
derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de
veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros
nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f,
u, th, a, r, y k. Fue el más
usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en
Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras,
aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la
península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca.
Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número de
formas escritas.
Los demás Futhark tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios rúnicos principales.
Los demás Futhark tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios rúnicos principales.