viernes, 13 de septiembre de 2013

Del libro "Poemas al Futhark"


POEMAS AL FUTHARK (9)

Bien sabes Hoel, o Hagalaz
(como prefieras llamarte),
que simbolizas la novena Runa
en las antiguas tribus germánicas,
donde lo sagrado y misterioso
era dado en el reino de los números.

Nueve mundos hay en Yggdrasil
donde Odín se colgó por nueve noches
de su ramaje fantasmal y cósmico,
para obtener sabiduría y clarividencia,
mientras Heimdal nacía de nueve madres,
por ser el nueve un número que inicia
la expresión general del universo.

Podrían numerarse mil parábolas
para exponer esta verdad completa.
Simbolizas el gélido granizo,
arma de los gigantes de la escarcha
que aún arrojan sobre los humanos,
cuando intentan detener su marcha,
junto con las piedras destructoras
de jardines, de cosechas y de pájaros.

Unida al sufrimiento y la desgracia,
la injusticia y la pérdida amorosa,
eres obra del dolor y la sapiencia
que dan principio a la superación
en las crudas jornadas de la vida.

Por momentos, mezquina y maliciosa,
te vuelves promotora del aburrimiento,
aunque escuchas las voces del silencio
venciendo en todo al perdulario Loki
y a los canosos gigantes invernales.

Cruzaste a los humanos con los dioses
y hoy soportas azarosas consecuencias,
para gloria impertinente de los unos
y desgracia inmerecida de los otros.

Sin embargo, invoco tus poderes
con el fin de aclarar mi propia historia,
enfrentar con valor el sufrimiento
por medio de la magia y de la mente
que protegen contra riesgos procelosos.
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EL FUTHARK

La palabra Runa significó en un principio “rugido”, pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo caso, las Runas son un alfabeto mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón escandinavo, ganó las Runas al permanecer colgado del árbol Yggdrasil (el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, herido de un lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f, u, th, a, r, y k. Fue el más usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras, aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número de formas escritas.
Los demás Futhark tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios rúnicos principales.