sábado, 15 de febrero de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



MAR SALADO

Menia y Fenia, esclavas gigantescas,
admiradas en Suecia y Dinamarca,
movieron unas piedras tan pesadas,
que ningún ejército de bárbaros guerreros
había hecho girar hasta el momento.

Molieron y molieron para el soberano
mientras cantaban incansablemente:
¡Paz y prosperidad!
¡Paz y prosperidad!
¡Paz y prosperidad!
Así los cofres del fúlgido palacio
quedaron llenos de lo conquistado.

Como la avaricia del rey era infinita
y fue insuficiente lo que le ofrecieron,
ellas se vengaron cambiando la canción
por otra que hablaba de tropas invasoras
cuando el tirano les vetó el descanso.

Mientras surtía el hechizo sus efectos,
los daneses continuaron en su sueño
hasta ser asaltados por vikingos
que capturaron a las dos mujeres,
ordenándoles moler constantemente
lo que más se cotizara en el mercado.

Ellas molieron sal de tal manera
que el barco zozobró cuando viajaba
de regreso a su punto de partida.
Así, desde un pasado histórico,
esos bultos tragados por el mar
hacen que las aguas tengan siempre
en sus entrañas un sabor salino.