viernes, 9 de agosto de 2013

Del libro "El cofre del pirata"



CONSTERNACIÓN

Hay ingenuos convencidos
de que las calamidades públicas
se superan con mensajes comerciales
o falsas noticias de televisión.

También sabandijas ponzoñosas
que se valen de tan triste realidad
para ocultar su ignominia y su rencor.
Unos y otros patéticos y abominables.

Diletantes aturdidos
por ditirámbicos aplausos de salón,
que ofuscados paladean, presuntuosos,
el deletéreo brebaje del ridículo
en el cuenco azufrado de la vacuidad.

Horroroso panorama del presente
donde el creador legítimo
importa cero a la caterva espuria
de un pueblo ignaro, anestesiado y light.

Del libro "El cofre del pirata"



AL CENTRO DE LA CIUDAD

Pregunta usted por qué vivo en el centro,
por qué tolero tanta mugre y desorden,
tanto caos, si existen sitios mejores
donde se respira un aire más tranquilo
y la inseguridad no es tan rampante.

Responderé a su pregunta. Pero antes
le diré por qué rechazo la periferia:
Es casi o más mugrosa que el centro,
sobre todo en ciertas capitales.
Además, luce un ambiente pueblerino
que deprime y empobrece mi espíritu.
Digo esto sin ofender a las personas
que con sus poses burguesas
muestran unos prejuicios de clase
nacidos de su congénita estupidez.

Ahora paso a responder su pregunta:
El centro es un hervidero de gente
donde se juntan el pensador y el poeta,
el teatrero, el comerciante y el vago,
el reciclador, el gamín y el lustrabotas,
la puta, el pintor y el saltimbanqui,
el periodista, el mendigo y el ladrón,
mezclados con filósofos y maestros,
bachilleres, idiotas y jubilados,
policías, relojeros y taxistas,
ejecutivos y vendedores ambulantes
en una amalgama que es la fibra
y la sangre de la población.

¿Comprende usted ahora por qué quiero
vivir el resto de mi cambiante vida
en el sector más duro y controvertido
que tienen tantos centros urbanos
de provincias y países industrializados?