LULÚ
Llevó
una vida muelle
y
fue dama longeva.
Ciega
y casi sorda,
había
perdido los dientes,
fuera
de otros achaques
naturales
de su edad.
De
pelo blanco y rizado,
estaba
siempre dispuesta
a
prodigar ternura.
Mimada
y frágil como pocas,
nació
para querer y ser querida.
Su
porte diminuto
dejó
dulces recuerdos
en
sus enamorados.
De
tres maridos que tuvo,
dos
vivían con ella
y
el otro anduvo lejos.
Paz
en su descanso eterno
para
esta perrita fascinante
que
supo despertar amor
en
quienes la conocimos.
Adiós
bella Lulú:
Pronto
te haremos compañía
en
esa dimensión desconocida
donde
el silencio abraza
y
el dolor no cabe como en la vida,
de
tristezas llena.