sábado, 28 de septiembre de 2013

Del libro "Poemas al Futhark"



POEMAS AL FUTHARK (19)

Llévame siempre sobre tu caballo,
compendio de transporte y animal
que rinde culto al abrasante Sol;
tu color de irreprochable nieve
resplandece en cada ceremonia
donde oficien monarcas o prelados.

Cuando bufas imponente y rauda,
tu sonido nos trae augurios óptimos
y un mensaje directo de los dioses.

Encarnas el ritmo y la velocidad,
la belleza y los mundos interiores,
porque tu impulso facilita el paso
de un estado de conciencia a otro.

Quienes te invocan, Ehwis o Eh,
reciben bienhechora protección,
ya que sólo en tu buena compañía
salen airosos de cualquier peligro.

Fuiste deidad para los espartanos,
adoradores de Cástor y de Pólux,
como dioses hermanos primigenios
en su bien disciplinado paganismo.

Siempre subrayas el apoyo externo
que refuerzan los lazos de amistad
y evitan cimas de individualismo,
como actos de amor y no de ataque.

Te invoco para pronto desenlace
de todas mis carencias y quebrantos,
para iniciar trances y alcanzar deseos
donde el espíritu emigre fácilmente
desde el plano pedestre que me agobia
hasta el mar, reflector del infinito.

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 EL FUTHARK

La palabra Runa significó en un principio “rugido”, pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo caso, las Runas son un alfabeto mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón escandinavo, ganó las Runas al permanecer colgado del árbol Yggdrasil (el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, herido de un lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f, u, th, a, r, y k. Fue el más usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras, aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número de formas escritas.
Los demás Futhark tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios rúnicos principales.