NO ESTÁ LA TIERRA PARA HACER SONETOS
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Los
poetas cobardes y cantores
que
dan la espalda a la nación herida,
tendrán
su recompensa merecida
en
parques y recintos delatores.
Morirán
cual enfermos ruiseñores
al
sufrir sin saberlo la estampida
que
produce el Poder y sus olores,
como
agua de florero corrompida.
Es
lamentable contemplar el domo
donde
graznan poetas de salón
y
esas migajas recibidas como
la
vil lisonja del falaz patrón.
Son
egregios peones de alto lomo
que
se arrodillan a pedir perdón.