POEMAS AL FUTHARK (11)
Es tu piel como barniz helado
de las bahías y ríos escandinavos,
a través de los cuales transitaron
los primeros guerreros y los dioses,
como reza el texto rúnico islandés:
El
hielo es la corteza de los ríos,
el
techo acristalado de las olas
y
la destrucción para los hombres.
El acertijo y la traición son tuyos,
visibles en tu máscara engañosa,
oh Is, que
encierras en tus aguas,
como una paradoja del misterio,
el silencio y la inmutabilidad,
la concentración del que medita
y la calma de la mente rigurosa
que no deja vibraciones en el aire
sino profundidad y paz serenas,
cosecha de una búsqueda incesante.
Cuando el hechizo de tu fina capa
revela sus satánicas incógnitas,
estoy siempre lo mejor dispuesto
para no degenerar en la locura,
tan funesta en ajenas latitudes.
También representas una lanza,
un bastón y un cayado de pastores,
muy respetados por el tuerto Odín
y usados por él en sus andanzas.
Simbolizas para todos los mortales
una imagen precisa de firmeza
con decisión de mando y de poder,
igual que el rito de la mutilación
en los contextos de la hostilidad,
entre otras conductas desafiantes
cultivadas por celestes batallones
en los palenques de la ferocidad.
Por tan infrecuentes cualidades
quiero invocarte frente a las estafas
y demás falsedades sospechosas
de procedimientos adivinatorios,
para el conocimiento personal
y el apoyo al intentar defensas
contra los males de la escabechina
que son modelo de la humanidad.
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EL FUTHARK
La palabra Runa
significó en un principio “rugido”,
pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo
caso, las Runas son un alfabeto
mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que
se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón
escandinavo, ganó las Runas al
permanecer colgado del árbol Yggdrasil
(el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, herido de un
lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas
versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros
caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se derivan
versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de
veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros
nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f,
u, th, a, r, y k. Fue el más
usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en
Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras,
aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la
península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca.
Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número
de formas escritas.
Los demás Futhark
tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios
rúnicos principales.