lunes, 9 de abril de 2018

Del libro "Abecedario poético y otros tantos"


















SENCILLA ASPIRACIÓN

No fue la pipeta de gas de la estufa,
el grifo del agua, los medidores
ni los breakers de energía
los que se dañaron.
Tampoco, la llave de paso
que permite el control domiciliario.
Mucho menos, la conexión a internet,
la línea telefónica, el piso de la casa,
el marco de una ventana, las puertas,
la lavadora, la nevera o el computador.
Son mis llaves interiores las desajustadas:
no cierran, no abren, y estoy descompensado.

Conozco los asuntos del aire y del mar
por mis antiguas profesiones,
igual que la odontología,
pero mi corazón, inquieto, no quiere trabajar:
se atrasa, se acelera, trata de pararse,
con siniestras intenciones.

El hígado lo tengo endurecido;
el páncreas, atrofiado.
Los riñones sufren las secuelas
de mis otros males.
Las articulaciones, ni se diga,
lo mismo que la vista y la audición.

¿De qué me sirve entonces
que las empresas de servicios públicos
mantengan todo en orden?...
Sólo aspiro a saciar eficazmente
esta sed de vida que me agobia
los días, los meses y los años.