lunes, 17 de septiembre de 2018

Del libro "Abecedario poético y otros tantos"


















EL PERFECTO NARCISO

No es el árbol ni la piedra
el perfecto narciso vanidoso;
no es el río ni la selva,
el mar, el sol, la luna o las estrellas.
Nunca el ave, que alegra con su canto
el entorno donde habita libremente,
en altas cumbres o fértiles praderas.

Tampoco el universo en su conjunto
es el narciso fastidioso y zafio
que maltrata, en fatuidad creciente,
los pasos que cubren el sendero
de las acciones y los elementos.

Es el poeta el narciso por esencia,
olvidado del mundo donde yace
cojo y manco, sordo y ciego,
ante una realidad que lo atropella;
narciso perfecto, que no canta
como lo hacen las aves en la tierra.

Me quedo con el árbol, con la piedra,
con el río, con la selva, con el sol,
con el mar, con la luna y las estrellas.

Me quedo con el canto de las aves
que me dan, como premio inmerecido,
la belleza que mide las distancias
en mi oblicuo pensamiento destrozado
y el cosmos gigantesco que me abraza
como un punto, si acaso, matemático.