martes, 31 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


LA PALABRA EXACTA

Quien no se expresa con claridad,
utilizando en cada momento la palabra exacta,
corre el peligro de ser mal interpretado.

No pienses que soy vulgar.
¿Cómo podría serlo contigo?
Pero si empleo otra palabra
la petición que te hago pierde fuerza
y no alcanza a expresarte mi deseo.

Quiero besarte. Poner mi lengua allá
donde eres más cálida y acogedora.
Aunque no es exactamente allá
sino un poco más atrás,
donde guardas oferente, como un cáliz,
el primoroso anillito de tu culo.

Del libro "La calle de las complacencias"


MASCULINA

Mientras más exquisito sea el placer,
menos necesita de una teoría.

Escoger el rincón más apartado de la casa,
de preferencia un lugar iluminado
donde el aire penetre sin dificultad
hasta el objeto anhelante.

Ensanchar los pulmones
y proveerse de un recuerdo lascivo
sobre el hombre o la mujer deseados.

Con la imaginación
entreabrir las puertas de la alcoba...
y de las piernas
observándolo (a él o a ella) deleitosamente
de Sur a Norte, de Oriente a Occidente,
sin olvidar los otros rumbos
en que está dividido el horizonte.

Mirarlo (a él o a ella) desnudo
como un durazno jugoso
junto a las turbas hambrientas.

Proseguir luego con los demás preparativos
inventados por nuestro acoso carnal,
antes de cerrar los ojos y fruncir el ceño,
en la seguridad del éxtasis.

No parar los suspiros, recuerdos y manipulaciones
hasta ver que el universo, regresando en el tiempo,
ilumina con su juego nuestro inminente Big Bang.

Del libro "La calle de las complacencias"


FEMENINA

Mientras más exquisito sea el placer,
menos necesita de una teoría.

Dejar sobre el nochero un portarretratos
con la imagen del joven cuyos besos
apenas se han probado,
o con la del hombre maduro
cuya barba sugiere un cosquilleo exquisito.
Talvez con el rostro insinuante de la mejor amiga.

Agregar a este primer paso un baño fresco...
o tibio según las circunstancias,
antes de aplicar sobre la piel todavía húmeda
el perfume o la loción escogidos.

Volver a la habitación
envuelta en suave y fina toalla
(aunque mejor sin ella
como Venus cuando sale de las espumas del mar).

Disponer de inmediato los cojines y las sábanas
para crear dentro del recinto una atmósfera propicia
que ayude en todo caso a la futura felicidad.

Enseguida, respirar profundo, relajarse.
Mirar hacia el cielo raso, como si el mismo Zeus
hubiera prometido recostarse en el mullido vientre,
o algún sátiro ansioso recordar con sus premuras
el verdadero camino de la eternidad.

A continuación separar las rodillas sin temores
y permitir que la luz de la tarde o la penumbra
acaricie minuciosa los muslos atezados.
Resbalar después con lentitud las manos
y hacer círculos sensuales alrededor del ombligo.

Como en ese punto la temperatura es cálida,
sobre todo si la estación es primavera,
puede iniciarse sin pausa el descenso definitivo.

Se mirarán alternativamente el movimiento
de los dedos y la imagen del portarretratos,
hasta que surja el capullo (como un danzarín
enloquecido por el fuego de los temblores íntimos)
y derrame sin escrúpulo su copa nectárea y su ambrosía.

sábado, 28 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


EROTISMO

Vive el día de hoy. Captúralo.
No te fíes del incierto mañana.
Horacio

Ojalá todos los hombres y mujeres
se consumieran en el fuego del deseo,
en la chispa nocturna de la concupiscencia.

De todos los placeres mundanos
el erotismo debe servirse en copa de oro.

No importa su carácter o sus giros:
Puede darse de la puta al santo.
Del genio a la mujer sencilla.
De la cortesana a su rey.
Del rey a la princesa lejana.
¿Por qué no de hombre a hombre?
¿Por qué no de una mujer a otra?

El viejo prefiere a la joven por su frescura.
El niño goza con la experiencia de la mujer adulta.

Satisface ya tu deseo porque la vida es corta
y no habrá nueva oportunidad.
Una vez que el tiempo pasa, no regresa nunca.

Del libro "La calle de las complacencias"


CALL GIRL

Es tan pudorosa esta casta perrita,
que ignora a Venus, y no encontramos
macho digno de tan delicada niña.
Marcial

Cuando pequeña, mi madre me enseñó
la verdadera modestia, no la falsa.
Siempre recuerdo a mi madre
y sigo sus consejos rigurosamente.

Por eso puedo asegurarte ahora
que la descripción hecha en este anuncio
corresponde a la verdad
y no más que a la verdad.

Soy tan joven y bella
que no podrás olvidarme
después de visitar mi casa.

Las proporciones
y contornos de mi cuerpo
lo mismo que mi salud
son un acierto de la naturaleza.

Conozco todos los secretos,
artes y amenidades a que pueda aspirar
el más exigente de los ciudadanos.

Así es que si tú, generoso lector,
deseas comprobar
por una suma razonable
la verdad de mis afirmaciones,
no tienes más que llamar a mi departamento,
decorado especialmente en esta oportunidad
para el deleite amoroso de nuestra cita privada.

viernes, 27 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


PLINIO EL VIEJO

Acepto que alguien diga esto,
aunque no me contente en absoluto.
François Villon

No le gustaron a Plinio,
como a cualquier alcalde en desuso,
las prácticas inmorales de los palacios romanos.
Esos baños con masajes
donde fornicar era tan grato,
pululaban ampliamente
como pululan hoy las discotecas jacuzzi.

Plinio criticó en su Historia Natural
los favores de las bellas masajistas,
porque Plinio –pienso yo–
posiblemente no tuvo la que le quitaba el sueño.

Del libro "La calle de las complacencias"


PARA REFLEXIONAR

La reina de Aragón, por real decreto,
consideró la realización de seis coitos diarios
como correcta, según cuenta Montaigne
con su acostumbrado buen humor.
Mantegazza, citado por Stekel

¿Cuántos hombres te agradaría tener
en el transcurso de tu vida
si la muerte no te barre demasiado pronto?

Supongamos que comenzaste a los trece años
cuando tus pechos apenas despuntaban
bajo las copas de seda de tu sostén.

Supongamos igualmente que vivirás
el promedio de una existencia humana
y que tu salud continuará envidiable
como hasta ahora lo ha sido.

¿Te gustaría entonces uno cada mes?
¿Quizás uno cada quince días?
¿Talvez uno semanal?
¿De pronto dos en los siete días?
¿Has pensado en uno diario?
¿Podría ser el par... o hasta tres
en las veinticuatro horas?

No te alarmes por estas especulaciones
de carácter lujurioso.
Cortesanas han existido y putas proletarias
con records francamente excitantes:
Nueve o diez orgasmos diarios
hasta reunir la codiciable suma
de ciento treinta y un mil cuatrocientos o más,
con un promedio de tres amantes por día,
cuyo rendimiento – se afirma –
era de tres eyaculaciones por sesión.

Estas cifras son demasiado halagadoras
para que una mujer con sangre entre las venas
no las tome en cuenta.
Son cuarenta años de actividad horizontal
franca y constante
que dan testimonio de cariño y comprensión
para esta insatisfecha humanidad masculina.

miércoles, 25 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"





LAS TRES HURÍES

Y las tres se presentaron en la plenitud
de su magnificencia ante el sagaz Ulises.
Luis López de Mesa

Soy Zamin,
descendiente de nobles y poderosos persas.
Tengo mi serrallo con ochocientas concubinas,
pero entre todas amo a tres
que siempre me han quitado el sueño:
Rubaiha, Salma Zaraqa y Sa’da.

Son tan bellas, delicadas... Y saben cantar.
Sus ojos azules, sus cabellos rubios
y su tez como leche con canela
son el beso de Alá para mis noches.

Me regalan mechones de su pelo
y trocitos de uñas cuando se las cortan.
Me envían esquelas mojadas con sus lágrimas,
atadas primorosamente con cuerdas de su laúd.

Sa’da, la más tierna,
llegó al extremo de incluirme
unos fragmentos de su cepillo de dientes
a cambio de unas ajorcas con diamantes.

Rubaiha quiso ayer
un cinturón hecho con seda de Catay,
unos zapatos de Arabia
y unas sandalias adornadas con rubíes.

Salma dice que se hará sangrar
si no luce una camisa impregnada de ámbar,
unos collares de alcanfor y siete velos de Nishapur.

No sólo estas tres tortolitas quieren arruinarme.
Las otras setecientas noventa y siete
se preparan ya para una huelga
si no les aumento sus mesadas
antes de que el brillo rojo de la Luna nueva
se levante otra vez sobre el oriente.

Con todo el dolor que cabe en mi corazón
tendré que venderlas por un alto precio
al primer mercader que se interese en ellas.

Además de cantar saben también danzar
y pulsan el laúd.
El movimiento de sus brazos y del talle
es un vuelo de aves sobre las palmeras.

Oh grande y poderosísimo Alá:
Ilumina el pensamiento de los mercaderes
para que paguen sin regateo
por cada una de mis tres preciosas palomas
un precio mínimo de ocho mil dinares,
aunque tampoco exijo más de diez.

Si eso no es agradable ante tus ojos,
permíteme entonces atacar con éxito
al más rico y débil de mis enemigos,
para saquearlo y llenar todas mis arcas,
aumentando así tu gloria
y la futura tranquilidad de mi serrallo.

Del libro "La calle de las complacencias"


LA CALLE DE LAS COMPLACENCIAS

Una bacante loca y un sátiro afrentoso
conjuntan en mi alma su frenesí amoroso.
Porfirio Barba Jacob

Cuando las caricias desganadas de una amante
o los besos indiferentes de la esposa
sean como icebergs de un hielo iderretible.
Cuando el hastío hunda su colmillo infeccioso
en lo más profundo de nuestro corazón.
Cuando nos hallemos cansados de rutinas
y estemos buscando una experiencia nueva.

Cuando sintamos eso y mucho más,
ha llegado el momento de visitar
sin asomo de remordimiento
la siempre novedosa Calle de las Complacencias.

Esta calle ha existido, existe y existirá
mientras el mundo tenga su giro planetario
y los humanos no alcancemos la plena satisfacción
de nuestras más íntimas necesidades eróticas.

Toda cultura, época y lugar
han ofrecido, ofrecen y ofrecerán,
en el instante adecuado y en sus circunstancias,
los deleites innegables de esta acogedora vía.

Allí puede gozarse
desde una simple copulación
con la ramera de turno
hasta el desfloramiento de una niña virgen,
si se lleva la cartera bien nutrida
y se ostenta la influencia necesaria
para que la dueña de casa quiera agasajarnos
con tan exquisito y raro manjar.

Puede buscarse una que acepte ser atormentada
mientras lucha indefensa sobre la cama,
o atada fuertemente de algún pilar apropiado
con lazos de fina seda o rebumbioso metal.

Quizás interese más recibir que dar los latigazos
por mano de una espigada damisela
vestida solamente con altas y negras botas,
además de un cinturón y brazaletes
hechos con piel de oso o cualquier otro animal
que funcione como símbolo de fortaleza.

En lugar de latigazos
podemos gustar mejor una paliza con garfios,
tan popular entre aquellos que quieren santificarse,
o disfrutar otras torturas de diverso estilo,
mientras una jovencita, bella y degenerada,
manipula nuestras partes con fruición perversa.

Si nuestros deseos van aún más lejos,
pueden darnos a oler sus prendas íntimas
o taponarnos la boca con unas tanguitas recién usadas
cuya tibieza evoque claramente su lugar de origen.

Es posible observar también desde un desván
a través de la mirilla indiscreta
los complicados ritos a que otros se someten
o someten a sus lujuriosas víctimas,
si se paga la tarifa establecida
para estos y otros placeres especiales
como esas catárticas orgías.

Y así sucesivamente,
no se carecerá de ninguna extravagancia
si se hacen los méritos adecuados para ello.
Seguro que Procusto
no hubiera creado nada más apetecible
para nuestros secretos e inconfesables deseos
en esta dulce y generosa Calle de las Complacencias.

domingo, 22 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


JERARQUÍAS

Ya todo es sabido y no tenemos
ninguna duda acerca de Esto.
Jaime Jaramillo Escobar

Todo
es como
una pirámide:
La parte más pequeña
y refinada, debe encontrarse
en el ápice. Al descender, el volumen
aumenta hasta llegar a la base, amplia y pedestre.

Arriba
están los
guerreros y los nobles,
seguidos por los sacerdotes.
Más abajo aún, los industriales,
los comerciantes y los campesinos ricos.
Luego, la mezcla de los subyugados que aplastan,
inconscientemente, a los ilotas sin trabajo y sin patria.

Eso
vale para
todos, pero no
para vosotras, prostitutas
legendarias. Porque si os place
podréis elevaros de lo profundo del foso
hasta el mismo cielo, más allá de las cúspides
piramidales que imaginan los poderes y las castas.

Del libro "La calle de las complacencias"


INTERCAMBIO

Nosotros somos los delirantes,
los delirantes de la pasión.
Porfirio Barba Jacob

Te propongo, amigo, intercambiar nuestras mujeres
para que el lastre de una fidelidad aparente
no entorpezca el cumplimiento de los deberes propios.

Ellas, con su innata inteligencia,
comprenderán perfectamente
que es mucho más respetable
ser putas reconocidas
que ostentar una doble reputación de señoras.

De tal suerte
hallaremos variedades en el mismo placer
y alcanzaremos el cielo con nuestras alas fugaces,
como dulces mariposas
que huyen de la noche para quemarse en el Sol.

viernes, 20 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


IMPERIA

...¡Renacerás, deseo!
y no dirás tu otro nombre.
Saint John Perse

Preferiste a los clérigos, eruditos y poetas
lo mismo que la buena vecindad
de la iglesia de Santa Lucía.

Además de una preciosa villa en el campo
ganaste con tus mañas
suntuosas residencias en pleno corazón romano.

Emulaste cuerpo a cuerpo con Beatriz,
la que, según algunas lenguas, fue íntima de Rafael.
También con Tulia, la de trenzas doradas,
que murió sin cobre junto al Tíber.

Y qué decir de Nana
vendiendo cada noche una nueva virginidad
antes de robar a los parroquianos,
mientras éstos soñaban complacidos
con la reciente y ficticia desfloración.

Pero nada fue bastante para ti.
Tu inmensa soledad sólo acabó
cuando cortaste voluntariamente
la red libidinosa de tus pocos años.

De la vida escabrosa que llevaste,
queda apenas un mármol honorífico
y un escozor indeciso en nuestros falos.

Del libro "La calle de las complacencias"


EL SUEÑO

¡Querido mío, realmente
has soñado cosas muy extrañas!
Las Mil Noches y Una Noche

Veo en sueños el sofá.
La casa decorada con alfombras y cortinas rojas.
Del fondo de las habitaciones las chicas salen
para dar la bienvenida al único cliente de la noche,
que soy yo.

Son cuarenta y tres.
Corren hacia mí dulcemente, semidesnudas,
como gacelas de una primavera sin fin.
Mueven sus caderas deliciosas,
jóvenes y tiernas, untuosamente perfumadas
y adornadas con diminutas cadenas de oro.

Versadas en el buen hablar,
con palabras graciosas y reluciente sonrisa
cantan y bailan, poseedoras de todos los secretos
que hacen vibrar mi corazón y mi apetente bálano.

Me lavan las manos y los pies,
me ungen con aceites olorosos
y me tratan en todo
como a un inteligente y acaudalado Señor.

Luego...
Los sueños son los más encantadores de todos los engaños.
Sea por eso y por todo, glorificado Alá,
porque Él, y sólo Él, es grande y misericordioso.

jueves, 19 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


DIFERENCIA

Me pregunto si otros hombres
han experimentado jamás
los sentimientos que experimento yo.
Walt Whitman

La puta normal se acuesta con el cliente,
le da confianza y cumple su tarea lo mejor que puede
luego de cobrar por los servicios prestados.
Agrega un hasta pronto
y se dispone para el nuevo acto.

La puta de clase, la que es inteligente,
sabe bien que su función principal
no es la subasta de un cuerpo
sino ponerle alas grandes, llenas de fantasía,
a los sueños reprimidos de todos sus parroquianos.

martes, 17 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


DESCONFÍA

Un manifiesto sonrojo invadió
mi rostro, y perdí las pocas
fuerzas que aún me quedaban.
Petronio

Si vas a una casa demasiado lujosa,
llena de cuadros, alfombras y cojines,
desconfía.

Si en esa misma casa, sin conocerte,
te invitan a tomar el té
o cualquier bebida espirituosa,
desconfía.

Si te sientan alrededor de una gran mesa
dispuesta para un inocente juego de cartas,
desconfía.

Si ves que por las puertas laterales
entran y salen primorosas chicas medio vestidas,
sonriendo y saludando candorosamente,
desconfía.

Si al estar sentado junto a la mesa
sientes que una mano femenina
resbala entre tus piernas
con dirección segura hacia el falo,
desconfía.

Si esa misma mano te abre la bragueta
y empieza a masturbarte pausada y vigorosamente,
desconfía aún más.

Desconfía,
porque en ese mismo instante
la compañera de aquella mano que oprime
tu ya casi derretido falo,
sustrae, sin que te des cuenta, el alma de tu cartera,
y estás a punto de ser botado a la calle
por dos atléticos guardianes,
sin ninguna explicación.

Comprenderás entonces que caíste en una trampa
siendo cliente involuntario de un prostíbulo
que mejora sus ganancias con un discreto garito.

domingo, 15 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


CIRCO MÁXIMO

¡Que se nos va la pascua, mozas,
que se nos va la pascua!
Luis de Góngora

Acudid prostitutas de todos los rincones,
la ciudad está de fiesta.
Venid y disfrutad con estos hombres fuertes,
con esta multitud de jóvenes viriles
que ansiosa os espera para la cópula primaveral.

¡Daos prisa!
Agasajad y servid a estos machos
antes de que la posteridad os santifique
por el ejemplo que ahora dais.
Pecado será desperdiciar esta ocasión
que os ofrece el Circo Máximo de Roma.

Del libro "La calle de las complacencias"


CIUDAD SANTA

Y te has ido, te has ido fugitiva
visión de un cuarto de hora,
sin dejarme quitar la sotana...
Luis Carlos López

¿Eras bella, Marozia?... Seguramente.
Y puta, además de inteligente.

Ofendiste a tu madre
al descubrir ella que tu amante
era ya Sergio III.

Resentida por ese ardid tuyo,
decidió imponer el propio como Juan X.

Más tarde, Marozia, bien lo sabes,
tu nieto Juan XII,
acusado de incesto y adulterio
con una concubina de su padre,
continuó feliz de todos modos,
gozando su papado adolescente.

Y todo tan correcto en esa Santa Ciudad.

viernes, 13 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


CHICHISBEOS

Señora: resultaría muy provechoso para toda la república,
deleitable para vos, honroso para vuestro linaje y necesario para mí,
que fuerais encamada y bien montada por mi raza;
podéis creerlo firmemente, pues la experiencia lo demostrará.
François Rabelais

No es un animal... De pronto un apéndice.
Las damas suelen gozar de uno o de varios
cuando han sido desposadas.
Pueden ocultarlo discretamente
o aparecer con él en público,
según los sitios y las circunstancias.

Para equilibrar la balanza, sus maridos
quizás sean chichisbeos de otras damas
igualmente casadas
que requieran de atenciones galantes.

Así, todos tan contentos, damas y chichisbeos
viviendo en permanente armonía,
hasta que algún mentecato despistado
decide asegurar muerto de celos
que siente un escozor en el Frontal
como si empezaran a salirle cuernos.

jueves, 12 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


CARLOMAGNO

Pero tu fin era abominable.
Buscabas un horrible goce
en el sufrimiento ajeno.
Giovanni Papini

Viejo hipócrita Emperador de Occidente,
lumbrera del oscurantismo.
Con tus cinco esposas y otras tantas concubinas
celebrabas lascivamente los acontecimientos
de numerosas victorias. Nada repugnante o singular.

Pero asimismo
tenías la desagradable costumbre
de hacer desnudar las putas callejeras,
animando a tus súbditos
para que las vituperasen arrojándoles basuras,
en tanto las perseguidas huían vergonzantes
hacia el refugio más próximo.

miércoles, 11 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


AFRODISÍACO

¡Después halaga a tu amiga y acaríciala!
¡Enseguida lánzate sobre ella y tiéndela!
¡Lo tuyo es grande y lo suyo pequeño!
¡Ya leilí! ¡Ya einí!
Las Mil Noches y Una Noche

No desistas viejo romano.
Atlético fuiste y vigoroso
aunque hoy tus fuerzas desfallezcan
por tantas y tan duras batallas.

Bebe optimista el mejunje que hice para ti
con tripas de aves y de peces.
También de algunos reptiles,
esperma de ciervo y ciertos huesos de rana.

Puse igualmente, para no fallarte,
tres penes de lobo negro y siete huevas de erizo,
mezclados todos ellos
con el jugo secreto de la divina mandrágora.

martes, 10 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


ROMANAS

Siempre está la lujuria
donde quiera que tú estés,
adulterio y fornicación
constantemente deseas,
al instante quieres pecar
con cualquiera que veas,
para cumplir la lujuria,
al guiñar las oteas.
Libro de buen amor

No quiero que los jóvenes,
hambrientos de lujuria,
molesten a las esposas de otros hombres;
el sitio indicado para estos nuevos sátiros
debe ser el burdel.

No pensó el viejo Catón
(por esos absurdos de la vida)
que muchas de las señoras de esos hombres
tenían ya muy clara su opinión sobre los sátiros.

Del libro "El panteón incompleto"


NERÓN

Agripina no paraba en su deseo
de hacer danzar las saltatrices
al ritmo de la música imperial.

El viejo Claudio miraba aquella farsa
con sus ojos estáticos,
como clavado en el trono.

Británico había perdido la posibilidad
de ser coronado emperador,
no obstante los esfuerzos de su padre.

Fue así como tú, Lucio Dionicio Enobarbo,
cuyos vicios y excentricidades
fueron más producto de la época
que vocación personal,
te viste llevado a la suprema jerarquía
en medio de innumerables intrigas,
por los designios maternos.

Desoíste los consejos de tu preceptor
mostrando más amor hacia la plástica
que hacia las artes de la guerra,
más afinidad con la tragedia helénica
que con el teatro de los acontecimientos,
más sensibilidad por el canto de las sirenas
que por el tétrico alarido de los moribundos.

Gobernaste con relativa eficacia
sobre ese nido de víboras,
mejor que Calígula y Tiberio.

Lloraste desconsoladamente
cuando el incendio de Roma,
pero la calumnia prosperó
con el naciente cristianismo,
dejándote marcado ante la historia
como un ente feminoide,
endemoniado y pirómano.

Hoy que los ánimos caldean en otras latitudes
miramos tu decadencia con mayor serenidad,
y comprendemos porqué mientras caías
exclamaste desgoznado de amargura:
¡Qué gran artista pierde el mundo!

Del libro "El panteón incompleto"


MARIE CURIE

Yo recuerdo a María, la recuerdo
por todas esas cosas que al mundo,
olvidadizo en su momento,
le dio con eficacia rayada en lo genial.

Detrás de su calmada juventud,
como una flor feliz,
cultivó lo que tanto deseaba,
sin llegar a olvidarse de los bailes
ni de fiestas alegres en París.

La sombría Polonia de la época
no colmaba sus anhelos personales,
y en verdad que fue un hecho venturoso
su partida voluntaria hacia el exilio.

Precursora de mujeres liberadas
dio un porrazo mortal a los prejuicios
que reinaron y reinan sobre el mito
de la poca inteligencia femenina.

Demostró su valor en la Sorbona
conquistando numerosos premios,
hasta ser doblegada por la anemia
producto de la mucha radiación.

Del libro "El panteón incompleto"


EINSTEIN

Salto decisivo hacia el dominio del cosmos
hizo que se diera con su nueva teoría;
también se fabricaron por su culpa
los novísimos y torvos artefactos
barredores de Hiroshima y Nagasaki.

Pero él comprendió sobre la marcha
que en tanto no se aplaquen los espíritus,
por millares de Albertos que aparezcan
la oscura noria seguirá rodando.

Del libro "El panteón incompleto"


CARL SAGAN

Tú, plantado como un Sol en mitad del infinito,
con el cosmos a cuestas,
para llenar de luz nuestras mentes timoratas
que sólo dan traspié sobre traspié
por el camino de la vida que estudiaste
como una flor de pétalos vibrantes
en el polifacético jardín de las estrellas.

Tú, a quien muchos poetas cantarán
como yo, con pobres versos
talvez ajenos a la profunda dimensión
de tus sencillas palabras.

Tú, que inundaste de lágrimas mis ojos
mostrando con sobrio dramatismo
las inefables posibilidades
de este asombroso universo que habitamos.

Tú y los que siempre acompañaron con su genio
las precisas investigaciones
que llevaste adelante sin fatiga
sobre los azarosos comienzos de la vida,
para belleza y solaz de nuestro espíritu,
merecen sin ninguna salvedad,
no un humilde y anacrónico homenaje
sino la gratitud perenne de los dioses.

Confío, con la seguridad de los ingenuos,
que allá en las hondas cavidades cósmicas
donde quizás tu fuego se detuvo,
recibas generoso el eco de mi voz
y sigas irradiando para todos
los que aún depredamos esta tierra
tus mensajes de ciencia y poesía
que tanto hicieron por nosotros
cuando fuiste amigo, maestro y compañero
en el penoso proceso de aprendizaje
que siempre nos negaron
los siniestros heraldos del oscurantismo.

Del libro "El panteón incompleto"


EDISON

Su patria era un campo sin fronteras
y solía ocurrir lo inesperado,
salvo que un negro se volviera blanco
o que un blanco se tornara negro.

Sus geniales pilatunas, sin embargo,
carecieron del apoyo matemático,
pero supo aprovechar las circunstancias
al faltarle suficientes contendores.

Unos piensan que Tomás fue iluminado,
otros dicen que producto del azar.
Lo cierto es que atacó tales rumores
con algo muy sencillo y contundente:
permitir que los frutos se maduren
sin dañarlos cuando verdes en el árbol.

Del libro "El panteón incompleto"


BENJAMÍN FRANKLIN

Además de inventor y cambia puestos
este loco, despierto hasta la médula,
nos dejó sus aportes decisivos
en el campo de la electricidad.

Pensando que lo hecho era muy poco,
en la Asamblea Nacional de Pensilvania
mostró su concepción de la política
con el mismo fervor ya señalado
que puso en sustentar la teoría
de la unidad en el fluido eléctrico.

Ayudó a redactar la conocida
Declaración de Independencia Americana,
y resumió su moral en trece puntos
con una precisión sabia y prudente.

Y se puede agregar que en el comercio
debutó con pericia y sin fortuna.

Como todo mortal que se respete
ignoró los rencores y la envidia.

Falleció coronado por el éxito
habiendo sido embajador en Francia.

Del libro "El panteón incompleto"


MARCO POLO

Cuando llegó a la cárcel
cautivo por los genoveses,
fue como un bálsamo
sobre el tedio de los prisioneros.

Lo que contaba aquel hombre
venido de las tierras tártaras
donde míticos khanes en lujosísimos palacios
departían como dioses en un celeste harén,
sobrepasaba en mucho
la imaginación de sus congéneres.

Afortunadamente Rusticello consignó
en su Libro de las mravillas
las diversas aventuras del valiente veneciano,
homenaje también a Kubilai
protector de las artes y el comercio.

Del libro "El panteón incompleto"


HIPATIA

La estrujaron y rompieron sus vestidos,
la desollaron, arrancándole la carne
con afiladas conchas marinas;
sus restos fueron quemados
y sus obras destruidas.

Cuánta gloria la cubre todavía
sólo pueden decirlo los infolios,
mientras haya una chusma enfurecida,
densas nubes de incienso y un Cirilo.

Del libro "El panteón incompleto"


SÓCRATES

Un frío cosquilleo me corre por el cuerpo
ante la posibilidad de conocer los efectos
de la famosa bebida.
Quizás yo sí me hubiera fugado de la cárcel
(por cierto que los hombres van cambiando
con el pasar de los siglos).

Me duele tanta adversidad,
encarnada en un ente femenino
cuyo nombre casi todos conocemos.
Otra cosa fueron los comediógrafos,
que al menos lo pusieron por Las Nubes.

Me desconcierta –repito– tanta serenidad
ante el hecho inexorable.
De allí mi curiosidad por saber
las sensaciones que se tienen
al apurar el deletéreo bebedizo,
en tanto algún amigo sacrifica
el mejor de sus gallos a Esculapio.

Del libro "El panteón incompleto"


ERATÓSTENES

Hace siglos vivió un sabio,
que debido a sus amplios conocimientos
fue nombrado director de la biblioteca
donde halló un antiguo y polvoso manuscrito.

Motivado por tan raro pergamino
y apoyado en su genio y su bastón
emprendió, contra el deseo de los envidiosos,
la ruta que habría de llevarlo a descubrir
el tamaño y la forma de la Tierra.

Del libro "El panteón incompleto"


CONFUCIO

Fácil ha sido para el tiempo
conservar aquella filosofía
lanzada desde un país en caos,
donde la gula de los poderosos
devoraba el grueso de los habitantes,
porque su aguda dureza no pudo ser demolida
ni siquiera por los más enconados enemigos.

Hoy no importa su ascendencia aristocrática
ni sus candentes encuentros con Lao Tse,
menos quienes lo izaron hasta las altas esferas
unas veces, y otras le negaron el saludo
como si fuese un bandido.

Por encima de toda contingencia,
su pensamiento enjacilla los milenios;
escuela que tuvo como base,
principios de respeto y claridad.

Del libro "La calle de las complacencias"


ROMANAS

Siempre está la lujuria
donde quiera que tú estés,
adulterio y fornicación
constantemente deseas,
al instante quieres pecar
con cualquiera que veas,
para cumplir la lujuria,
al guiñar las oteas.
Libro de buen amor

No quiero que los jóvenes,
hambrientos de lujuria,
molesten a las esposas de otros hombres;
el sitio indicado para estos nuevos sátiros
debe ser el burdel.

No pensó el viejo Catón
(por esos absurdos de la vida)
que muchas de las señoras de esos hombres
tenían ya muy clara su opinión sobre los sátiros.

Del libro "La calle de las com placencias"


HERÓDOTO Y ESTRABÓN

Eso es alcanzar lo más alto,
lo que talvez nos dará el cielo.
Jorge Luis Borges

No lo digo yo sino Estrabón:
De Alejandría a Canopo
no cesa el tráfico de barcos
que noche y día van y vienen.

Sin asomo de vergüenza
las putas bailan en cubierta
con aquel libertinaje que propicia
los más deliciosos desenfrenos.

No lo digo yo sino Heródoto:
En la mansión de Afrodita
se puede encontrar de todo,
desde grandes riquezas y placeres
hasta un ejército enorme
bajo el cielo luminoso.

Jóvenes estupendos,
una academia de ciencias,
exquisitos vinos,
las más bellas y núbiles rameras.

lunes, 9 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"

LAMIA

Todo se la va en decir:
¡trae bastante jabón,
trae bastante jabón!
Olafo el Amargado

Baño inmenso, sin fronteras,
en las aguas del Jónico y Egeo;
de todo el Mediterráneo.
Baño de amor sobre Lamia,
preferida de Demetrio Poliorcetes.

Baño de oro
cobrado en tributo a los atenienses
para el cósmico jabón de aquella dama
que puso su entrepierna
al servicio de todo el archipiélago.

Del libro "El panteón incompleto"


OMAR KHAYYAM

Todos te han cantado:
los rapsodas, los sabios y los muertos.
¿Por qué no hacerlo yo,
desconocido caminante
de un mundo sin futuro y sin historia?

Hijo legendario de los siglos
a quien los hombres
amantes de los goces epicúreos,
unidos a los bienes de la ciencia,
rinden culto perpetuo de amistad.

En tu remota Persia
voluptuosa y matemática
brillaste como el hijo de Darío
después de dominar Egipto
y apoderarse de Atenas,
antes de caer en Salamina.

Hoy los poetas de la Tierra
miramos hacia ti como a un Sol
encandilados por la luz
de tus versos divinos y distantes
que alborozan alegres los dintornos
en el mítico palacio de los dioses.

¡A tu salud, Omar!
Bebamos y gocemos estas copas
pletóricas de vino, por una eternidad.
No neguemos al cuerpo y al espíritu
las delicias del celeste Imperio.

Te amamos, timonel de nuestro barco,
vidente de nuestra oscuridad,
poeta del corazón, Omar Khayyam.

Del libro "El panteón incompleto"


JUAN SEBASTIÁN BACH

Más allá de las ideas teológicas,
más allá de las creencias generales,
más allá de mi ateísmo inveterado
está Bach con su música sagrada.

En un cosmos de notas majestuosas,
como un coro de ángeles cantores,
en fuga y contrapunto me transporta
hasta el trono de un Dios que nunca veo.

Desde el barco sin rumbo de mi vida
miro la costa donde Bach reposa
con su voz salvadora que promete
cómo escapar del caos y la nada.

Rindo tributo a su talento inmenso
no a una sola expresión de su epopeya,
que no puede encerrarse en un modelo
ignorando que Bach no tiene límite
en su inefable universo del espíritu.

Del libro "El panteón incompleto"


MAHATMA

No se olvida tu silueta flaca
y cubierta por un simple taparrabo.
Agitador en pañales te dijeron
los parlamentarios británicos.

Para Churchill fuiste apenas
un sedicioso faquir
cuando humillaste sus tropas
en la Marcha de la Sal aquel 21 de mayo,
no por la fuerza de las armas
sino por tu doctrina de ahimsa.

Bebiste en el Nuevo Testamento
y declaraste que sus palabras
te mordían el corazón.

No tuviste soldados a tu mando
ni autoridad formal alguna,
pero moviste los cimientos del Imperio
con tu ayuno y tu palabra inaudible.
Sufriste cárcel,
que no fue para ti cárcel sino templo.

Casarte a los 13 años
no impidió estudiar derecho en Londres,
tomar clases de baile y practicar oratoria.
Aprendiste la resistencia pacífica
leyendo a Tolstoi
y demás defensores de la protesta civil.

Trataste como nación a una colonia
asolada por hambrunas y por plagas,
que vivía bajo la férula de las supersticiones.
Aceptaste a los ateos, racistas y violentos
porque viste en ellos una gran familia,
incluyendo a los intocables.

Asombraste a los occidentales
con tu insólita visión frente a la guerra,
vetando la fabricación de armas.
Sugeriste a los judíos el suicidio colectivo
como repudio al nazismo,
sosteniendo que un acto de tal naturaleza
sería una herencia espiritual tan grande
que despertaría la conciencia pública
en todos los países.
Aunque muchos dudaron de tus métodos,
nadie pudo dudar de tu entereza.

El 15 de agosto de 1947
el mundo vio nacer un nuevo Estado.
Tus cenizas
dispersas por los ríos de la India
pagaron el tributo de la inmortalidad.
Dijo Nehrú:
Se ha ido la luz de nuestra vida.

domingo, 8 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


EVOCACIÓN TARDÍA

Eres padre del fuego,
pariente de la llama.
Libro de buen amor

Escapar de las tormentas del océano,
superar los polvorientos caminos
y llegar hasta el regazo femenil
en las noches de Luna.

Gozar las caricias de unas manos expertas
entre las sábanas blancas de una larga tarima.

Oh, delicias de la antigua Grecia,
aunque Platón rezongue.

viernes, 6 de julio de 2012

Del libro "El panteón incompleto"


TROTSKY

Cayó bajo el pico genocida
el hijo del granjero Bronstein
cubierto por la sombra democrática
en el amplio país de los aztecas.

Fue el árbol de los que no claudican,
de los que siempre apoyaron
la revolución permanente.

Lo miraron con reserva
burócratas y viejos dictadores,
y pecó de ingenuidad al permitir
que un alud de oportunistas
se infiltrara en su hijo predilecto.

Como luz de un espejo que se aleja
despierta aún sentimientos de admiración,
a despecho de otros amos y otros tiempos
que acicalan entre bombos, como antes,
los intrincados chiqueros del Poder.

Del libro "El panteón incompleto"


MARX

Sabemos que su lucha no fue fácil
más allá de los años juveniles,
ni siquiera en las épocas románticas
cuando Jenny –esa chica primorosa–
bailaba sin descanso en los salones
de la ciudad de Tréveris.

Entonces pensaban que más tarde
podrían acomodarse
en el medio antisemita de Alemania.

Sus opúsculos y libros
corrieron con un éxito asombroso,
pero nunca dejaron esos marcos
que faltaban en su exiguo presupuesto.

Padeció los rigores del destierro
porque fue solidario con su amigo
en la Sagrada Familia,
y otros igualmente dolorosos
debido al Manifiesto Comunista.

Destrozado y más pobre que una rata
presenció la agonía de sus hijos,
en tanto proclamaba la derrota
de los estados burgueses
y el ascenso triunfal del socialismo.

Grande y visionaria fue su obra
porque amó como hombre, a su manera,
sin poder desquiciar esa muralla
que le ponen a la vida los bribones.

Del libro "El panteón incompleto"


MAQUIAVELO

Por causa del humillante tormento
consagró lo mejor de su existencia
a exponer con claridad
los oscuros mecanismos del Poder.

Tan certero fue su pensamiento,
que después de varios siglos
su doctrina continúa desbordando
los angostos caminos de la posteridad.

Nació en cuna ilustre pero pobre
y tuvo esmerada educación;
su vida en la convulsa Florencia
fue lo menos maquiavélico que pueda imaginarse.

Presenció el juicio contra Savonarola
y la consunción de sus carnes en la hoguera;
nombrado miembro de Los Diez
y segundo secretario de la Cancillería,
demostró su habilidad en el manejo
de los sedosos cuchillos diplomáticos.

En su larga y fructífera carrera
acumuló diferentes enseñanzas,
que al regreso de los Médicis
le valieron la prisión y la tortura.

Más tarde el indulto le aguzó
su latente vocación intelectual;
dedicó al duque de Urbino
su libro más logrado,
pero este personaje ni siquiera lo leyó.

Hundido en la miseria y los recuerdos
murió donde había nacido,
dejando, además de El Príncipe,
varias obras de inocultable valor:
Discursos sobre la primera época de Tito Livio,
El arte de la guerra, Historia de Florencia,
y su famosa Mandrágora.

Del libro "El panteón incompleto"


EDGAR ALLAN POE

Príncipe de la alucinación,
del terror y de la muerte.
Campanero de la temeridad,
del opio y del alcohol:
Ya nadie quiere remover la tierra
donde yacen tus sueños,
repletos todos de sagrado horror.

Sólo quedan tus versos,
como una cuchillada
rondando en la oscuridad,
como duendes perdidos en la sombra
cantando su delirium tremens.

Del libro "El panteón incompleto"


SARTRE

Quién iba a pensar que aquel bisojo
entusiasta de seguir a las muchachas
por los pasillos de la universidad,
sería en el transcurso de los años
uno de los padres del existencialismo.

Desde niño se dio cuenta,
a través de los rudos compañeros,
entre el cielo y el mar de La Rochelle,
que la violencia existe y no da tregua,
que el infierno son los otros,
que la soledad es un garfio venenoso
incrustado en el centro de la vida.

Decidió que los premios son la trampa
donde quedan atrapados los creadores,
y mantuvo su labor proselitista
criticando los abusos del Poder.

Que el hombre es una pasión inútil
y las cosas están llenas de sí mismas,
son densas, viscosas, contingentes,
sostuvo el ideólogo francés
hasta el último segundo de sus días.

Del libro "El panteón incompleto"


RIMBAUD

...Y aquel hijo de padre cultivado,
después de una existencia tormentosa,
se sintió doblegado por la sífilis
a la edad de 37 años.

Con asomos de duro pragmatismo,
detrás de sus amores con Verlaine,
decidió trabajar en otros sueños
donde fuese mejor recompensado.

Más que los hechos anecdóticos
importa de su vida El Barco Ebrio,
el libro de Las Iluminaciones
y Una Temporada en el Infierno.

Divinizó la angustia existencial
asustando a los pacatos con sus vicios,
y viose lanzado hacia la cúspide,
escabrosa y legendaria,
de los poetas malditos.

Del libro "La calle de las complacencias"


FRINÉ

Pero lo malo es que todas estas cosas
vienen a dar en un fracaso irremediable.
León de Greiff

Pronta estuvo a financiar con sus encantos
la construcción de las murallas tebanas,
donde brillarían como soles las siguientes palabras:
Destruidas por Alejandro. Restauradas por Friné.

Posó desnuda la excelsa cortesana
frente al talento pictórico de Apeles,
y como una poliédrica Afrodita,
ante el brazo firme de Praxíteles.

Con sus pechos al viento
dando de mamar a toda Grecia.

Del libro "La calle de las complacencias"


LAIS
¡Gloria al Señor!
¡Da a unos y priva a otros! ¡Unos
pescan y otros se comen el pescado!
¡Gloria al Señor!
Las Mil Noches y Una Noche

Rechazar a Mirón,
a pesar del nutrido maquillaje
que un barbero, el sastre y el joyero
pusieron en su cuerpo enflaquecido.

Pedir diez mil dracmas a Demóstenes
por una sola noche,
pero a Diógenes
ofrecerse complaciente por un óbolo,
arrodillando así a la filosofía,
en actitud de rezo,
al pie del Monte de Venus.

Un espléndido sepulcro,
digno de las glorias de Bizancio,
erigieron los griegos en su honor
para eterna memoria de la santa.

miércoles, 4 de julio de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


ENKIDU

Nunca nuestra salvación será
el precio y la recompensa de una
claudicación vergonzante.
Lucano

Durante siete noches
la Luna no se hundió detrás del horizonte
para alumbrar el camino de la tienda
donde yacía la ramera esperando a Enkidu,
el joven y aguerrido luchador.

Sobre la piel de cordero
fornicaron sin descanso
seis días y siete noches
con la complacencia del Rey.

Cuando el pastor volvió a ocuparse
en la caza de los ciervos,
las piernas no le respondieron,
y el Rey atacó como tenía previsto,
venciendo fácilmente al decaído guerrero.

Del libro "La calle de las complacencias"


ASPASIA

¡Con lágrimas de mis ojos
trazo aquí este lamento, para con ello
daros prueba del amor a que obedece!
Las Mil Noches y Una Noche

No es posible ser impía
y amante de Pericles a la misma hora.
Tanto talento y belleza deben ser cuidados
aun en el siglo del hijo de Jantipo.

Afortunadamente,
las lágrimas y ruegos del orador
consiguieron disuadir al enemigo.

No hay que olvidar
que la guerra del Peloponeso
también se libró bajo las sábanas.

Del libro "El panteón incompleto"


BALZAC

Qué monumento a los placeres
del cuerpo y del espíritu.
Qué desmesura en todo.
Qué mar de folletines
y gran literatura brotó de su intelecto.

Por tantas cosas dichas con certeza,
qué difícil olvidar
su efervescencia sicológica
y ese agudo realismo
de La Comedia Humana.

Del libro "El panteón incompleto"


ROUSSEAU

La señora Warens
y el complejo masoquista del mancebo
formaron lo que bien puede llamarse
un triunfo de los mandos femeninos.
Luego vino Teresa,
inseparable por el resto de sus días.

Pero este pedagogo incorregible,
nacido de manera más bien trágica,
no halló en los amores ni en los libros
el descanso merecido que soñaba.

Hoy los niños del mundo, sin saberlo,
se desplazan favorecidos por el hado
que atacó la violencia de raíz.
Combatirla como peste de las aulas
fue la gran aventura de su vida.

domingo, 1 de julio de 2012

Del libro "El panteón incompleto"


JOSÉ GABRIEL

En aquel virreinato colonial
convivían entre otras paradojas
santidad y pasiones de burdel.

Cuando Túpac capturó al Corregidor,
lo pasó de inmediato por las armas
frente al odio reprimido de su pueblo.

La revancha imperial fue sanguinaria:
Presenció las torturas y la muerte
sufridas por sus seres más queridos.

Ni las penas ni los potros destrozaron
su entrañable valor y fortaleza.

Fue sin piedad decapitado
y sus miembros dispersos por los altos
y escabrosos peñascos del Perú.

Del libro "El panteón incompleto"


NERÓN

Agripina no paraba en su deseo
de hacer danzar las saltatrices
al ritmo de la música imperial.

El viejo Claudio miraba aquella farsa
con sus ojos estáticos,
como clavado en el trono.

Británico había perdido la posibilidad
de ser coronado emperador,
no obstante los esfuerzos de su padre.

Fue así como tú, Lucio Dionicio Enobarbo,
cuyos vicios y excentricidades
fueron más producto de la época
que vocación personal,
te viste llevado a la suprema jerarquía
en medio de innumerables intrigas,
por los designios maternos.

Desoíste los consejos de tu preceptor
mostrando más amor hacia la plástica
que hacia las artes de la guerra,
más afinidad con la tragedia helénica
que con el teatro de los acontecimientos,
más sensibilidad por el canto de las sirenas
que por el tétrico alarido de los moribundos.

Gobernaste con relativa eficacia
sobre ese nido de víboras,
mejor que Calígula y Tiberio.

Lloraste desconsoladamente
cuando el incendio de Roma,
pero la calumnia prosperó
con el naciente cristianismo,
dejándote marcado ante la historia
como un ente feminoide,
endemoniado y pirómano.

Hoy que los ánimos caldean en otras latitudes
miramos tu decadencia con mayor serenidad,
y comprendemos porqué mientras caías
exclamaste desgoznado de amargura:
¡Qué gran artista pierde el mundo!

Del libro "La calle de las complacencias"


INTRODUCCIÓN

La guerra.
La paz.
Las matemáticas.
La astronomía.
La religión.
La química y los viajes.
La física y las exploraciones.
La vileza y la generosidad.
La filosofía y el comercio.
La industria y la poesía.
La frialdad y el misticismo.
Todas, absolutamente todas
las actividades humanas
están impregnadas por el amor.
El amor impregnado por la pasión.
La pasión por el erotismo.
El erotismo por la obscenidad.
La obscenidad por la pornografía.
La pornografía por la prostitución.
Y como una serpiente que se muerde su cola,
la prostitución está impregnada por el amor
como la ceniza está impregnada por el rescoldo
que le ofrece su calor agonizante.
Siempre ha sido así y esto no cambiará
mientras perdure la vida en esta tierra.
¡Bienvenidos entonces al mundo de la putería!

Del libro "La calle de las complacencias"


LA PROMESA DE JOSUÉ

Pero a Rajab, la meretriz,
así como a la casa de su padre
y a todos los suyos,
Josué les conservó la vida.
Biblia de Jerusalén

Derribaré las murallas al son de mis trompetas
y pasaré por las armas a todos los jericoanos
sin ningún remordimiento.
Pero a Rajab, la puta bella,
respetaré como a mi propia persona
lo mismo que a su descendencia.
Guardaré para ella la nobleza de mi estirpe
y la fuerza viril de mi potente falo.

Si me regala el fuego de sus profundidades,
como ahora deseo y ordeno,
haré parar el Sol en lo duro del combate
hasta vencer al enemigo.
Impondré mi dominio en la tierra de Canaán,
y entonces Rajab, la más puta y la más bella,
si es tierna y complaciente con mis ansias
se verá colmada de innumerables riquezas,
producto de mi conquista y mi saqueo.

Me casaré con ella, haciendo en esa forma
que lleguen Jeremías y Ezequiel
tras muchos otros profetas
necesarios en la historia de este tiempo,
como testimonio de mi gloria imperecedera
en los siglos venideros.

Del libro "La calle de las complacencias"


ÉSA

¡Ay de ti, miserable! ¡Qué vida te espera!
¿Quién irá a verte? ¿Quién te verá bella?
Catulo

También ésa espera al desconocido
que se digne arrojarle una moneda
en el templo de Mylita.

Ésa no es como las otras,
a pesar de ceñir en su cabeza
la cuerda trenzada que la identifica.

Pasarán meses
antes de que un hombre la escoja
para el obligado rito.

Como no es hermosa,
difícil le será cumplir con su deber
en el sagrado recinto de la prostitución.

¡Oh, Babilonia!
Cuántas chicas poco agraciadas
sufren por ti la humillación de la espera,
contrariamente a las bellas
que ven, horrorizadas... o complacientes,
avanzar por las galerías
el falo enardecido de los sátiros.

Del libro "La calle de las complacencias"


JEZABEL

¡Digna recompensa logró tanta
laboriosidad! No es difícil creer
que ella misma quisiera morir así.
Marcial

La prueba granate de la desfloración
en el huerto sagrado
rodaba en temblorosas gotas
por entre los muslos de las vírgenes.

Y ella, supervisando el rito iniciático,
intentaba complacer a su diosa predilecta
bajo los jazmines del palacio.
Nadie debía negar sus primicias femeninas
a los viejos sacerdotes del poderoso Baal.

Por fin los perros de la muerte
clavaron en sus vísceras los amarillentos caninos,
como una venganza de los parias
contra la esposa de Acab.