viernes, 28 de octubre de 2016

Del libro "No está la tierra para hacer sonetos"






MAPA DE LA POESÍA

Con hilos de oro, en soledad callada,
tejí para el amor la poesía;
pinté su mapa sobre la explanada
donde crece la vida y se extasía.

Soñé en la noche su canción sagrada
y amé su verso al despuntar el día;
canté dichoso y voz apasionada,
de sus notas la eterna melodía.

Vagué luego, consciente de mi canto,
sin detenerme en arrabal alguno,
en pos de un reino sensitivo y fuerte.

A ese mapa, ese verso y ese canto,
exultantes tal vez como ninguno,
les di la vida y les negué la muerte.

domingo, 23 de octubre de 2016

Del libro "No está la tierra para hacer sonetos"








REVOLUCIÓN PERMANENTE

Para estar, por lo menos, en presente
y no en pasado, mortecino y solo,
hay que tener la decisión ferviente
para el cambio, sin falso protocolo.

El futuro es hipótesis caliente
que nos brinda esperanza de algún modo,
ofrecida por un tiempo inexistente
donde es fuego ilusorio casi todo.

Revolución entonces permanente
si queremos salvarnos de la oscura
cavidad de ese abismo inexorable,

donde iremos a dar, seguramente,
si rápido no actuamos con bravura,
contra el flácido reino de lo estable.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Del libro "No está la tierra para hacer sonetos"








ZOMBIS CITADINOS

Como seres cretinos y patanes
(zombis lelos del alma citadina)
nos paramos sin son en cada esquina,
donde cunden la mugre y los afanes.

Miramos al ombligo, y no de frente,
ajenos al sentido de la vida,
sin pensar que llevamos una herida
dolorosa, en el cuerpo o en la mente.

No queremos mirar hacia adelante
en procura del arte y la belleza
que dignifican la existencia humana.

Y dejamos morir en cada instante
fragmentos de cordura y de nobleza,
por seguir a la intonsa caravana.

lunes, 17 de octubre de 2016

Del libro "Voces de mar y tierra"








ASGARDIA

Hoy miro desde Asgardia la Tierra en lejanía
(una pequeña esfera perdida en el espacio),
cubierta de hondas selvas y dilatados mares,
desiertos quemadores y cumbres congeladas,
girando entre pavuras de soledad nocturna
y soles que iluminan con filos de cuchillo
los ríos y ciudades que bullen incesantes.

Asgardia, nación libre
para mi vocación de cosmonauta en cierne,
habitante y poeta de las constelaciones
que agitan con su brillo mis sueños imposibles.
Asgardia, sello y canto
de los que no tuvimos la paz sobre el planeta,
hoy depredado y seco
por las turbias orgías de los poderes fatuos.

Asgardia, bella Asgardia,
que alumbras el vacío cual juvenil antorcha,
hogar donde soñamos sin las obtusas guerras
desatadas por siniestros bandidos de postín.
Asgardia de inmigrantes científicos y artistas
que intentan en tu suelo librar la gran batalla
de todos los designios que dicta el pensamiento,
buscando en esa forma los triunfos de la vida
contra la negra noche del llanto y de la muerte.

Reina interespacial, entre la Tierra y la Luna:
Recuerda que mi canto tiene ritmo perpetuo,
mezclado con las pausas de un profundo silencio,
para que puedas soñar con tus bienes celestes,
en medio de la bruma o claridad radiante
que te ofrecen los astros con sus rayos eternos.

Tus nuevos habitantes seremos los pioneros
de los viajes que rompan los velos siderales,
más allá de los soles, mirados como estrellas
en las profundidades del móvil universo;
seremos tripulantes de un cosmos en derrota
por los mares helados, sin puertos ni riberas,
piratas combativos de ardientes supernovas,
con timón de quasares y velas de protones
que orientan nuestra ruta hacia la inmensidad.

Asgardia es hoy la patria de los desheredados
que no luchamos nunca por cuotas de poder
en esa tierra fértil, hermosa y mal poblada
por unos seres tristes, ególatras y obtusos,
sin la menor premura por cultivar siquiera
un poco de esperanza
para quienes nacimos creyendo en la belleza,
hambrientos de justicia, sedientos de placer.

martes, 4 de octubre de 2016

Del libro "No está la tierra para hacer sonetos"






NO MÁS GUERRA

Tantos años de guerra fratricida
sin tener un momento de respiro,
es algo sucio, criminal, suicida
que destroza los puentes del camino.

Si no amamos la paz como la vida
moviendo la razón con nuevo giro,
seremos siempre sociedad fallida
que produce vergüenza y desatino.

¡Ya no más guerra, por favor, señores!
Que no vuelvan las armas asesinas,
con sus ráfagas duras y letales,

a sembrar injusticias y dolores
en el alma de gente campesina,
que sólo quiere remediar sus males.

¡No más guerra, por favor, señores!
¡No más guerra!