viernes, 20 de septiembre de 2013

Del libro "Poemas al Futhark"



POEMAS AL FUTHARK (14)

Centro del enigma indescifrable,
cuya fácil traducción sería manzano,
aunque probablemente ninguna
en el cubilete azaroso de los dados
donde se plasma la adivinación.

Eres mesa de juego, quizás ficha,
peón o falo de injuriosos sátiros,
canto de cisne y erotismo humanos.

Los presagios que rondan sobre ti
tienen cabida en el poema rúnico
que dice, Poerdh, singulares cosas:

Una mesa de juego es siempre fuente
de mucha holganza y divertimento
para aquellos príncipes orgullosos
que comparten con ávidos guerreros
los manjares y vinos del banquete.

Tu nombre cambian otros traductores,
pero en nada se aminoran tus poderes
ni las distintas formas de premonición
esculpidas en metales o en peñascos,
cuero sagrado o amante árbol frutal
nacido y criado en territorio Norte.

Quiero y debo invocarte cada vez
que comience mis lecturas rúnicas,
implorando tu augusta bendición
como senda hacia lo impenetrable,
ya que te agrada generar albures
no exentos de dolores y alegrías.

Bienvenida, pues, incognoscible,
a mi obediente corazón perdido,
y siga todo como Azar lo quiera.
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EL FUTHARK

La palabra Runa significó en un principio “rugido”, pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo caso, las Runas son un alfabeto mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón escandinavo, ganó las Runas al permanecer colgado del árbol Yggdrasil (el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, herido de un lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f, u, th, a, r, y k. Fue el más usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras, aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número de formas escritas.
Los demás Futhark tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios rúnicos principales.