domingo, 8 de junio de 2014

Del libro "Poética de las sombras"



EL DIOS DE LAS TINIEBLAS

Me declaro vivo dios de las tinieblas
procedente de Guinea y Senegambia.
Existo como fetiche en las aldeas
con los encargados de cosas importantes:
la fertilidad, el clima y las cosechas,
junto al oficio de las artes mágicas.

Tengo doble identidad y me hago dueño
de aquellos que abandonan sus viviendas
después de pasada medianoche;
los trituro con mis dientes de cuchillo,
aunque protejo la aldea al mismo tiempo
contra demonios perversos e invasores
si recibo las ofrendas que exige mi poder.

Sano cualquier molestia y ahuyento malos espíritus
causantes de enfermedad, pues no soy un dios injusto,
y si alguien muere de pronto, pese a filtros y oraciones,
todo el pueblo está seguro de que es correcto el castigo
por fallecer en pecado contra las leyes del brujo.

Del libro "Poética de las sombras"



UNA VERSIÓN SOBRE LOS SUEÑOS

Soy la causa del proceso misterioso
que dopa el cuerpo de los afectados,
para que el alma escape libremente
y pueda así realizar sus aventuras
en el vasto continente de las sombras.

Acaricio a los mortales con mis dedos
y los fascino con un batir de alas,
hasta ver que mis celosos hijos
ocupan la mente de los elegidos,
que el alma deja vacía.

Morfeo adopta condición humana,
y sus hermanos, de objetos y animales.
A los dioses les agrada utilizarlos
para advertir o pronunciar consejos
que tengan relación con el destino.

Todos deben consultar cada mañana
el oráculo escogido por el nigromante,
para entender correcta y prontamente
el profundo significado de sus sueños.

Morfeo y sus parientes investigan
las audacias de estas ánimas errantes
cuando salen de cuerpos ya difuntos,
volando por el espacio y el tiempo.

Afirma una leyenda en Transilvania
que estas larvas escapan del durmiente
convertidas en ratones o aves blancas,
pero esta improbable condición,
avivada por el viento de la fábula,
a nadie le consta en sitio alguno
donde habite un espécimen humano.
Disponen de poderes misteriosos,
y sus viajes son periplos de ultratumba
auspiciados por los brujos de la tribu.

No se debe despertar a las personas
de manera sorpresiva o descuidada,
porque el alma llegaría muy tarde
a penetrar en su casa cuando vuelve,
vagando entonces desesperadamente
hasta el próximo sueño de su propietario.