viernes, 23 de marzo de 2012

Del libro "El cofre del pirata"


LOS EXTRATERRESTRES

Aparecieron para mirar el planeta
demostrando su perplejidad cuando observaron
la fauna y floración terrestres.

Durante millones de años llenaron su expectativa
con una esfera despoblada
frente al vaivén catastrófico de los elementos.

Pero un día vieron aparecer
curiosas excrecencias geométricas y vagas
que empezaban a multiplicarse.

Conociendo los peligros de la propagación biológica
se preguntaron por qué
los estúpidos habitantes de la pequeña Bola
exponían su vida a las enfermedades,
y en virtud de qué proceso singular
se lanzaban a una muerte prematura.

Así razonaban los extraterrestres
en los sueños marinos del aventurero.

Nunca posaron sus naves en la Tierra
y prefirieron continuar por el espacio
en busca de mundos más hospitalarios
donde pudieran, sin ningún peligro,
dejar las enseñanzas que les donaron sus dioses.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Del libro "El cofre del pirata"


LOS GIGANTES

Caminan con sus ojos mirando al firmamento
como si habitaran en otras dimensiones,
extraños colosos, erguidos, prepotentes,
dispersos por el mundo, vanidosos e incompletos,
jamás tendrán respuesta para los enigmas
que atosigan nuestras secretas venganzas.

Frecuentes y caprichosos vientos invaden
sus cabelleras flotantes como lianas desplegadas.
Sobre pequeños lagos y en los inmensos mares,
descargan sus zancadas de dioses desbocados
saltando de isla en isla, de ola en ola,
igual que turbulencias de algún país ignoto.

Sobre las cordilleras su gran tronco de barro
descansa orgulloso como si los valles fuesen
oscuras bocas vacías.

Sus toscas extremidades sin ternura
cuelgan como ramas carcomidas
por la lluvia y el Sol en simas y nevados,
hundiendo malolientes sus pezuñas
hasta el fondo de las aguas torrentosas.

Entes monstruosos, caminantes que parecen
una oxidada escoria,
van y vienen con insólito misterio
por cada uno de los parajes terrestres.
¿Serán acaso el inconsciente colectivo?
Nada sabemos... por exceso de nuestra fantasía.

En cualquier sitio, diligentes y expectantes
tendrán acorralado nuestro cerebro inane.
Talvez con sus tatuajes y orejas deformadas
quieran decirnos algo de sus odiosas vidas,
con sus grandes sombreros como nubes
que cubren extensas superficies.

Ningún explorador de mar o tierra
ha explicado algo que cuadre a los intrusos.

Hasta siempre seguirán por los caminos
con sus ojos mirando al firmamento:
Uno que conduce por ciencias rigurosas
y otro que mantiene perpetua incertidumbre,
pues nunca nuestros sueños habían crecido tanto.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Del libro "El cofre del pirata"


AY, ESPAÑA

Nos llenaste de venéreas,
camorristas y aventureros;
nos impusiste los toros
y una religión podrida,
pero nos diste tu idioma,
vistoso como nuestras aves,
amplio como nuestros ríos,
fructuoso como nuestras selvas,
profundo como nuestros mares.

Ay, España,
culo emergente de Europa:
Continúas invadiéndonos
con tus negocios leoninos
y corporaciones voraces;
tus euros tienen el hechizo
de aquellos espejos y abalorios
con que engañaste a los indios.

Aun así no te aborrecemos
porque madre no hay sino una
y nos correspondió a nosotros,
seas virgen de yeso en los altares
o pelandusca de azarosa trayectoria.

Del libro "El cofre del pirata"


LA CIUDAD DE LOS DIOSES

Sobre la inmensa planicie,
potente y majestuosa
se levantó la Ciudad de los Dioses.
Sus trazos de belleza y rigor incomparables,
mirando siempre a la calzada de los Muertos,
proyectaron sin temor sus pirámides maravillosas
contra el croquis verdeazul de las vecinas montañas.
Sus plazas rebosantes
albergaron un enjambre multicolor
de sacerdotes y fieles que avanzaban
transfigurados y abstraídos con sus cortejos rituales,
desde viviendas seguras y resplandecientes
hasta la gran pirámide del Sol,
donde doblaban sus plegarias fervorosas,
antes de proseguir su caminata procesional,
con dirección a la plaza de la Luna.
Pese a desconocer los laberintos del mar,
brilló con un fulgor indeclinable
atrayendo numerosos peregrinos
que anhelaban convertirse en dioses.
Difícil precisar quiénes engendraron
tan brillante civilización
y quiénes promovieron la expansión de la ciudad,
prefiriendo el duro entorno volcánico
con sus ricas existencias de obsidiana.
Todo indica una cultura
de asombrosa perfección desde el comienzo,
y nadie puede asegurar que surgiera de la nada.
Sus máscaras de terracota
sugieren el cumplimiento de unos ritos
con sentido alquímico,
recopilados en regiones distantes
y llevados al templo principal
donde se yergue aún, histórica y vetusta,
la gran Serpiente Emplumada
con sus leyes esotéricas beneficiando al pueblo,
sin olvidar al dios de la Lluvia
de ojos saltones y mirada inquietante
penetrando abismos y apariencias
más allá de la esperanza en el reseco mundo,
consciente de su origen y destino celestes,
ni el arcaico dios del Fuego
en cuclillas soportando su brasero,
o el rostro del anciano
hundido en el ombligo de la tierra.
Sobre la ruda planicie, potente y majestuosa
se levantó la Ciudad de los Dioses,
con sus fosas circulares y huesos calcinados,
o limpios y dispuestos en orden no esquelético.
Rostros espiritualizados observando la eternidad
con ojos muy abiertos, más allá de lo visible;
facciones diluidas en la esencia de lo abstracto,
intemporales, definitivas y serenas,
resueltas a expresar su trascendencia cósmica.
El inicio, progreso y destrucción
de la Ciudad de los Dioses
continuarán ocultos como sueños enigmáticos.
El desarrollo espléndido de la capital del Sol
comenzó su descenso hacia la oscura noche
enfermo y agobiado por su propia grandeza.
Hoy las ruinas tejen de piedra los recuerdos
en el valle silente, mientras sus trazos,
lejos del mar y de los peces,
miran la calzada de los Muertos
que proyecta sin temor las pirámides maravillosas
contra el croquis verdeazul de las vecinas montañas.

viernes, 9 de marzo de 2012

Del libro "El cofre del pirata"


CAJAS & TUBOS

Si tomamos cajas y tubos de cartón
podemos amoblar con ellos
jaulas para conejos y otros roedores.

Estos, entrando y saliendo de los túneles,
destrozarán el cartón, y al terminar el día
la jaula estará llena de papel desmenuzado
que podrá utilizarse como arena
en perreras y casas para gatos.

Cuando gatos y perros la tengan inservible
se abonarán los árboles,
que a su debido tiempo llegarán a ser talados
para hacer más tubos y más cajas
donde nuevas generaciones de conejos
y otros roedores,
entrando y saliendo de los túneles,
repitan el ciclo de sus antepasados.

viernes, 2 de marzo de 2012

Del libro "La calle de las complacencias"


LAS HERMANITAS EVERLEIGH

No sólo pienso en comida todo el día,
sino que además,
sueño con ella por la noche.
Henry Miller

Yo no las conocí.
Nací demasiado tarde para ese placer,
pero cuentan personas dignas de ser escuchadas
que estas precoces damitas tuvieron por 12 años
el burdel más lujoso del Hemisferio Occidental.

Siendo así
no hay qué detallar las cualidades del mismo
ni los precios exorbitantes que allí se cobraban.
Sus visitantes eran lo más selecto y poderoso
del vasto imperio norteamericano.

Aunque soy un ignorante en asuntos culinarios,
no resisto la tentación de transcribir
algunos de los platos más comunes
que estas adorables criaturas
preparaban cada día para sus protegidas,
y que leí casualmente en un libro muy edificante
especializado en esa clase de historias:
El desayuno consistía en zumo de almejas
y aspirina para abrir el apetito.
Luego, huevos a elección, riñones salteados,
huevas de sábalo y pechuga de pollo,
pescado, pasteles, tostadas y café turco.

Para la cena
casi siempre invitaban a sus admiradores
con quienes compartían, entre otras cosas,
ostras fritas, gallina de Guinea y conejo galés,
cangrejos picantes, pichones a la parrilla,
faisán, capón, langosta y pavo asado,
además de ganso estofado, pato y caviar.
En ocasiones especiales, cisne relleno
acompañado de finos y variados licores.

Más tarde el famoso club, ya clausurado,
sirvió de modelo para otros burdeles
que se fueron abriendo en los Estados Unidos,
aunque muchos, como es lógico,
fracasaron pronto y estruendosamente.

Por su parte las hermanitas Everleigh
desistieron del negocio
cuando tenían esquilmada media humanidad,
y se fueron a vivir a Nueva York,
no sin antes invertir sus millonarias ganancias.