viernes, 25 de mayo de 2012

Del libro "El panteón incompleto"


KANT

Su angustiosa manía de puntualidad
lo llenaba de tal forma
que muchos ciudadanos de Königsberg
ajustaban sus relojes
al paso del ilustre personaje.

Tras un largo proceso
apoyado por enormes intervalos,
publicó finalmente su gran obra:
Crítica de la Razón Pura.

Empedernido hipocondríaco,
jugador de billar, insumiso, cascarrabias
como suelen parecer los solterones,
no admitía discusiones metafísicas
cuando estaba degustando su menú.

Nombrado rector de la universidad
obtuvo el beneplácito oficial
y una estela ditirámbica de honores.

Ya en desgracia
por ataques que hizo a la fe ciega
y a la piedad ostentosa,
remató la vejez que lo acosaba,
el doce de febrero de 1804.