POEMAS AL FUTHARK (13)
Oh inefable que significas tejo,
el árbol de follaje siempre verde
y rojas bayas de matiz brillante,
madera resistente y muy elástica,
reconocida para armar los arcos
que lanzan flechas a mayor distancia.
Guardiana del rayo y de la llama
que encarnas, sobre todo la divina
Runa
de las fuerzas esenciales
que gobiernan la naturaleza
al influjo de sagrados talismanes
con tu ramaje de tintes esotéricos,
como bien atestiguan arqueólogos
y diferentes científicos del mundo
en juiciosos trabajos académicos.
También encarnas, prodigiosa Eoh,
la figura imaginada o destructora
que ofrece el contrapuesto mundo
donde habita la torpe humanidad:
el celeste, el terrícola, el satánico,
parientes de la vida y de la muerte,
con su rostro de sombra que sugiere
una misma y vaporosa realidad.
Representas igualmente a Yggdrasil,
donde Odín
se colgó por nueve noches
cuando quiso conquistar sapiencia
con apoyo de sus jugos alcaloides,
y en la vida suprema que disfrutas
sobre su tronco reforzado y duro.
Por todo lo anterior y posterior,
no expresado en forma de poema,
te invito a iniciarme en los rituales
que conducen a gran concentración,
a mucha resistencia y larga vida,
a destreza en hacer los amuletos
protectores de todas las criaturas
que los llevan con certeza y gratitud.
que los llevan con certeza y gratitud.
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EL FUTHARK
La palabra Runa
significó en un principio “rugido”,
pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo
caso, las Runas son un alfabeto
mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que
se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón
escandinavo, ganó las Runas al
permanecer colgado del árbol Yggdrasil
(el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, herido de un
lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas
versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros
caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se
derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de
veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros
nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f,
u, th, a, r, y k. Fue el más
usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en
Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras,
aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la
península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca.
Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número
de formas escritas.
Los demás Futhark
tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios
rúnicos principales.