ASGARD
Desde el inicio
de los tiempos
se reservó para
morada de los dioses
el centro del
sagrado espacio.
Allí se
construyó, entre jardines,
e invulnerable
como la eternidad,
el castillo
celestial de Asgard.
En él, Odín convocó la asamblea
para el Gran Consejo, donde se acordó
el no
derramamiento de sangre
dentro de los
límites del reino.
Con la idea de
garantizar la paz
los dioses
construyeron una fragua,
en la cual
pudieron diseñar
toda clase de instrumentos
y de armas.
Edificaron también
muchos palacios,
donde vivieron
incontables años
bajo el manto de
la felicidad.
Pero Odín y sus colegas,
embriagados por
sus muchos logros,
no sembraron la
paz entre los hombres,
que aún
persisten tozudos en la guerra
como prueba
final de su estulticia,
maquillada por
la brutalidad.