viernes, 23 de mayo de 2014

Del libro "Poemas siderales"



NUNCA SABREMOS NADA

El universo finito o infinito (no se sabe),
como un gigantesco laboratorio natural,
con diversos grados de temperatura
y otras singularidades cotidianas,
jamás mostrará su faz total y curva
a los ojos de la ciencia y la tecnología.

La astrofísica, que lleva en sus entrañas
la relatividad y la mecánica cuántica,
la termodinámica y la física de plasmas,
la de partículas y el estado sólido,
podrá revelarnos muchas cosas,
pero no descifrar completamente
los laberintos de la eternidad.

Conceptos a veces no entendibles
como paralaje y espectros estelares,
espectroscopia astronómica y magnitudes
aparentes o absolutas,
cuyos brillos regulan las distancias
y las masas reales de los astros
que miramos como espejos del espacio.

Todo morirá como los hombres,
las flores, los peces y los tigres,
los microbios, las piedras y los pájaros.

Será entonces la nada, que nada puede ser,
porque nada es nada de la nada, nada,
ni tiempo ni espacio ni materia viva
que intenta autoestudiarse y comprenderse
en su infinita oquedad de no existencia,
sin un Big Bang expandido y proyectado
hacia un compacto Big Crunch irrealizable.