domingo, 29 de septiembre de 2013

Del libro "Poemas al Futhark"



POEMAS AL FUTHARK (20)

Eres nombrada en los poemas rúnicos
que se refieren a la especie humana,
porque tu nombre: Mannaz o Manu
es lo que en verdad te identifica
y te distingue de los otros dioses.

Concedes atributos celestiales
y empeños de adoración que surgen
en el alma del hombre hacia lo eterno.

Como insignia de la torva especie
te encuentras en lugar no relevante
según dicen los apóstoles paganos,
pues aquélla no es el eje de la vida
ni camino que conduce al infinito
por abruptas montañas filosóficas,
disfrazadas, para bien, con la poética
y otros cuantos asuntos primordiales
que presentan tolerable la existencia.

A ti puedo pedirte el desarrollo
de mi menguada condición mental,
para ver con claridad el horizonte
que bordea los piélagos del alma,
mantener conexión con los anhelos
y necesidades de mi frágil cuerpo,
sin negarme a mirarlos como son.

La posición bajo la cual te invoco
es parado, con brazos muy en alto,
emplazados por delante de la cara
o hacia los lados de mi chumacera,
con los codos doblados justamente,
mientras las piernas permanecen juntas.
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EL FUTHARK

La palabra Runa significó en un principio “rugido”, pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo caso, las Runas son un alfabeto mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón escandinavo, ganó las Runas al permanecer colgado del árbol Yggdrasil (el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, herido de un lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f, u, th, a, r, y k. Fue el más usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras, aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número de formas escritas.
Los demás Futhark tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios rúnicos principales.