NOCHES
DE GUATAVITA
Noches
de hielo y bruma, de ventiscas
que
no apagan mi corazón en llamas.
Noches
de Guatavita, la de represa y laguna,
la
de leyendas doradas.
Noches
sin olvido donde el recuerdo vuela
como
gaviota perdida en busca de su mar.
Noches
solitarias de amigos y parientes,
noches
de poco dinero y de cobijas escasas.
Noches
de sueños cálidos, noches íntimas,
certeras,
paradójicas, de silogismos llenas.
Noches
especiales en su negrura sacra.
Noches
ansiosas de tu amor y de tus besos,
noches
largas.
Noches
de silencio para evocar tu rostro,
noches
plácidas
en
que la fauna es muda y el universo canta.
Noches
que parten hacia el azul profundo
con
sus alas de cuervo desplegadas.
Noches
de luz oscura y madrugadas solas,
a
veces estrelladas.
Noches
únicas, en las que presiento
tu
risa de campana,
el
calor y el aroma de tu cuerpo,
el
andar de tus dedos sedosos e incesantes.
Noches
de lengua y miel
en
recónditos parajes atrapadas.
Noches
de Guatavita, noches largas.
Noches
de nieve y lluvia, de ventiscas
que no apagan mi corazón en
llamas.