AVATARES
CELESTES
El
cristianismo,
cuya
principal característica no ha sido la humildad,
resolvió,
después de la reforma protestante,
exterminar
el paganismo del cielo:
Argo
Navis fue el Arca de Noé;
Eridanus
se convirtió en el Mar Rojo;
el
Santo Sepulcro descansó en Andrómeda;
los
Tres Reyes Magos vencieron a Hércules
como
si fuera un alfeñique,
y
así sucesivamente hasta cambiarlo todo.
Como
el zodíaco debía tener
el
nombre de los doce apóstoles,
Tauro
se transformó en San Andrés,
Géminis
en Santiago el Mayor,
San
Juan Evangelista falleció de Cáncer,
Santo
Tomás no metió el dedo en Leo
sino
la mano entera,
Santiago
el Menor vivió y murió Virgo,
San
Felipe se santificó libra por libra,
Escorpión
picó a San Bartolomé,
y
no sigo la lista porque me mareo.
Los
cristianos borraron la corte celestial pagana
que
había gobernado el destino de los hombres,
para
bien de tramposos y cretinos
que
proliferan como ratas
en
esta decadente sociedad Occidental.