jueves, 29 de agosto de 2013

Del libro "Poemas al Futhark"



POEMAS AL FUTHARK (2)

Eres la personificación
de aquellos hermosos animales
cuyo pelo enmarañado y grandes cuernos
simbolizaron el poder y la fiereza,
antes de ser exterminados
en la Europa del siglo XVII.

A ti que representas la potencia,
la libertad, la audacia y el coraje
que nunca son domesticados,
te invoco humildemente ahora,
para dar a mi vida tales cualidades
y otras que florecen en quien lame,
como la vaca nodriza de los dioses,
el helado y colosal bloque salino
otorgador de sapiencia y longevidad
en mitad de las penurias cotidianas,
siendo además conservador
del sugestivo tesoro de la virilidad.

Dame también, oh poderosa Ur,
el saber y comprensión intelectuales
para enfrentar con positivo éxito
el azar en situaciones de alto riesgo
que piden fuerza y decisión sin límites.

Si atiendes, grata Runa, mis plegarias,
seré fértil en inspiración creadora
y tendré la voluntad bien preparada
para desafiar los mundos subterráneos
que dominan la aspereza y la barbarie.
Conquistaré un lugar cerca del Sol
y la exuberancia que me da su luz,
ajeno a las intrigas de la muerte.
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EL FUTHARK

La palabra Runa significó en un principio “rugido”, pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo caso, las Runas son un alfabeto mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón escandinavo, ganó las Runas al permanecer colgado del árbol Yggdrasil (el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, heri-do de un lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f, u, th, a, r, y k. Fue el más usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras, aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número de formas escritas.
Los demás Futhark tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios rúnicos principales.