
EL SÍ Y EL NO
Un abismo separa el sí del no,
partiendo en dos senderos nuestras
vidas:
El sí de los amores encendidos
por el fuego azaroso de los hados,
y el no del desamor y del olvido
que conduce impiadoso hacia la sima
donde mueren los recuerdos
fatigados.
El sí de la paz, cauta y esquiva
como tímida mujer adolescente,
que no sabe responder al desafío
de la cruda realidad que la devasta,
y el no de los rencores y venganzas,
señalando con su mano oscura y fea
una tierra de violencias
ancestrales,
donde muere sin nacer lo que le
falta.
Así la vida y sus motivos todos,
marcados por el sí de la esperanza
que alienta un porvenir menos
infame,
va mostrando también un no protervo
cuando corta la muerte incompasiva
nuestros sueños y afanes terrenales.
El sí y el no, tras su batalla
eterna,
afirman el dialéctico universo
donde nada se crea ni destruye,
como bien dijo Heráclito el Oscuro,
aunque todo va cambiando sutilmente
con el paso inexorable de los
siglos,
que se adentra hasta el final del
tiempo
bajo la sombra funeral del mundo.