viernes, 28 de febrero de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



L O K I

Deidad del mal, del fuego y la malicia,
embrujador encubierto y mentiroso,
espíritu en un principio de la vida,
luego amasijo de demonio y dios.

Príncipe ladino, artista del enredo
y murmurador de todos los esir,
no fuiste hermano medio de Odín,
ni siquiera su pariente más lejano,
aunque hayas prometido lealtad
en sus regios palacios celestiales.

Tu lúdica encandilaba y apetecía
porque supiste bromear con todo,
mostrándote alocado y bullanguero,
contrario a Thor, iracundo y rugidor.

Intrigaste de manera persuasiva
y deleitaste realizando pilatunas
con tu talante risueño y engañoso,
mientras despojabas tus colegas
en la primera ocasión.

Decisivo en la creación humana
hiciste con la sangre de tus venas
que surgieran fortísimas pasiones;
te vimos con el dios del Trueno
viajando a través de los relámpagos,
secundado por la chispa y por la llama.

Fuiste el carterista de las diosas,
robándoles a varias sin pudor:
A Freya su collar resplandeciente
y a Sif su brillante cabellera.
Traicionaste sin vergüenza a Idun,
y a Glut, tu esposa en un principio,
le diste un par de singulares hijas.

Crepitaste en las viejas chimeneas
de numerosas familias boreales,
hiriendo sin piedad viejos y niños,
que dejabas aterrados y dolientes
sobre fiordos de bordes abismales.

Sedujiste a la vidente de la angustia,
la ruda y gigantesca Angur-boda,
engendrando a Hel en sus entrañas,
diosa implacable de Niflheim,
a la temible Midgar y al lobo Fenris,
sin contar otras mujeres y otros hijos
que llenaron de lágrimas la Tierra.

Pese a tus argucias y querellas
te amamos porque fuiste decisivo
para la vida de toda la Península,
que ha sabido sentir en su interior
el palpitar de un mundo inagotable,
cercano a los pasillos de la eternidad.

jueves, 27 de febrero de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



RITUAL Y FUGA

Quemaré en tu honor troncos de roble
por el calor y la luz que simbolizas,
pues soy Verano, compañero de Thor,
y celebro este ritual tan poderoso
para ahuyentar de todos los mortales
el crudo Invierno y la ciega Oscuridad.

Te vestiré con el color de mi amigo
en mitad de los triunfos y derrotas
que acompañan los reyes y el amor.
Pondré anillos dorados en tus dedos
con brillantes y finas piedras rojas.

Cuidaré tus templos, consagrados
al goce y la salud de los sentidos,
contra el oscurantismo que procura
destruir nuestro dulce paganismo.

No hallarás en la fría Escandinavia,
ni siquiera en la remota Islandia,
quién te ame tanto como te amo yo.

Te invito entonces a emprender la fuga
más allá de los fiordos donde el agua
es redención bajo el Sol de cada día
sobre campos sonrientes y feraces,
y en las noches bajo las estrellas,
espejo inmenso de azulado brillo.

Llevaremos a Odín, a Thor, a Freya
y a otros dioses que quieran conquistar,
con el fuego de nuestros corazones,
los territorios que allende nos esperan,
sin temor a morir entre los icebergs,
destrozados por el filo de sus bordes.

Viviremos siempre en esos trópicos
donde la Primavera es sempiterna
y el Estío da sus frutos deliciosos,
contrario a las montañas que cubrieron,
junto a bosques de rígidas coníferas,
nuestra infancia con sus pieles de oso.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



T Y R

A ti, uno de los grandes de Valhalla,
donde moran los dioses principales
del soberbio panteón escandinavo,
te invoco en esta hora de nostalgia
para implorar tus ánimos guerreros
por mi menguado corazón cobarde.

Con tu espada, galardón de los enanos
que idearon la lanza del invicto Odín,
venceré en las contiendas venideras,
aunque en ellas hipoteque media vida
después de haberlo conquistado todo,
igual que el gran Vitelio un día,
el Azote de Dios llamado Atila
y otros rudos y guerreros hombres
que cruzaron peleando por la Tierra.

Mi triunfo no lo espero, sin embargo,
en los momentos finales del combate
contra los fieros gigantes destructores,
sino en el corazón de la que amo,
para evitar que el arrogante Invierno
me condene a morar entre las rocas,
cordilleras, pendientes y sabanas
donde afianza su imperio congelado.

martes, 25 de febrero de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



VULNERABILIDAD

Si me amas como lo has jurado,
romperé las ásperas cadenas
del destino y de la muerte,
igual que Fenris cuando amputó
la mano del futuro Manco.

Si en cambio incumples tus promesas
dejándome desnudo entre los hielos,
seré insensible frente a los escaldos
y vulnerable ante el villano Loki;
no tendré paz con el fragor de Thor
ni fuerza entre los lazos de los elfos.

Seré sordo al caminar de un gato,
al beso de unos labios femeninos,
a la nostalgia selvática del oso,
y a la voz de los peces y los pájaros.

Ni siquiera en mis mejores días
destrozaré la tela de una araña
si me faltan tu presencia y tu ternura,
que sueño como fin de la conquista
tras mis duras y sórdidas batallas.

lunes, 24 de febrero de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



ORIGEN DE LA POESÍA

Cuando la paz entre los esir y los vanas,
ambos escupieron dentro del jarrón
preparado para el acontecimiento.
De su saliva nació un hombre
pleno de sabiduría y sensibilidad
que andaba por el mundo respondiendo
las preguntas que le formulaban.

Cuando los enanos conocieron
el talento de este ser extraordinario,
decidieron perseguirlo noche y día
con el propósito de asesinarlo.

Luego su sangre fue guardada
en tres recipientes singulares:
inspiración, ofrenda y expiación,
que mezcladas con virtuosa miel
produjeron la bebida hechizadora,
esencial para poetas y oradores.

Los matones no bebieron el brebaje
y tuvieron que entregarlo a Suttung
para salvar sus asquerosas vidas.
Odín, con los ojos de sus cuervos,
lo halló en el vientre de una cumbre
donde el gigante lo tenía guardado.

Más tarde, transformado en águila,
y superando numerosas peripecias,
voló hasta Asgard y expulsó completa
la preciada aguamiel que había robado.

Permitió que bebieran los humanos
para engendrar en siglos venideros
los mejores poetas y cantores
deseosos de honrar a Escandinavia,
lo mismo que otras tierras prodigiosas
habitadas por valkirias y por dioses.

domingo, 23 de febrero de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



RESURRECCIÓN

Cuando el Otoño aparece amenazante
contra Idun, emblema de la vegetación,
porque su amado Bragi se halla ausente
y no se escucha el canto de los pájaros
en las provincias del Norte,
el viento de Invierno se prepara
con su funesto ataque paralizador,
hasta que Loki, viento del Sur,
aporta la simiente y las golondrinas
emisarias de la nueva Primavera.

Cuando la juventud y la belleza
que se confiere a la esperada Idun
se hace realidad sobre los campos,
vuelve el tiempo de la luz y del color
a cubrir la frescura de la Tierra,
hasta entonces cabizbaja y gris.

Eres Idun para mí, yo soy tu Bragi,
en las estaciones y puntos cardinales
que dominan mi espíritu y mis ansias,
no importa si en el Norte o en el Sur,
pues ni el Otoño ni el canoso Invierno
matarán las flores perpetuamente vivas
de nuestros corazones ávidos de amor;
menos los frutos de nuestro bello Estío.

viernes, 21 de febrero de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



BRAGI

Al dios de la oratoria, la música y el canto
le gustaba seducir al mundo con sus notas.
Nacido en una cueva rodeada de estalactitas,
los elfos lo dotaron con un laúd de oro
antes de lanzarlo a los mundos exteriores.

Mientras surcaba la oscuridad subterránea
a través del imperio de los enanos negros,
el pequeño se irguió para entonar
las más bellas canciones de la vida,
que a veces levantaba hasta los cielos
o interpretaba en el reino de los muertos.

Pero el barco fue arrastrado luego
por una marejada que viajaba al Sol,
sin poder alcanzar la tierra firme,
y Bragi se fugó, volviendo al mundo
para diseminar su música y su canto
por un sencillo y silencioso bosque.

Ante el sonido de sus acordes
los árboles volvieron a reverdecer
sobre la hierba transformada en flor.
Luego halló la que sería su amada,
diosa a quien los enanos permitían
llegar hasta los bordes de la Tierra
cuando lucía su mejor aspecto.

Fueron recibidos por Odín en Asgard,
quien trazó las Runas en la lengua
de Bragi, declarándolo juglar
de los cantos más lúcidos y excelsos,
favorables a los dioses y a los héroes
que ascendían triunfantes a Valhalla.

Del libro "Poemas escandinavos"



IDUN

Gracias a tus primicias milagrosas,
ofrecidas y encarnadas en los frutos
que maduran en los meses del estío,
viviremos jóvenes, sanos y felices
en el bello territorio escandinavo,
por décadas, siglos y milenios.

Tus posesiones serán atesoradas
en nuestros cofres mágicos,
sin importarnos cuántas distribuyas
en ofrendas a tus nobles héroes.

Habrá suficientes para todos,
salvo para los gigantes destructores
y sus compinches los enanos negros,
que jamás obtendrán algo
con sus mañas horrendas y mezquinas.

Diste a los dioses, para tener su afecto,
un bocado de las divinas manzanas,
guardadas en tus arcas por los elegidos.
Novia de Bragi dios de la juventud,
divinidad sin nacimiento y sin final:
Bienvenida seas a la mansión de Asgard.

martes, 18 de febrero de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



BALDER
I
El dios de la luz era versado
en el conocimiento de las Runas,
que estaban escritas en su lengua.
Lo único que no veían sus ojos
era el misterioso porvenir,
pero conocía las virtudes de las flores
y otras cosas importantes y sublimes.

Los colegas empezaron a notar
cambios en su comportamiento:
los ojos ya no fueron tan azules
porque la luz se alejó de sus pupilas
y en el rostro la ansiedad hizo su nido
cuando los sueños, antes dulces y tranquilos,
se tornaron en oscuras pesadillas,
produciendo en su mente delicada
misteriosas sensaciones de terror.

Sintiendo que su hijo peligraba
los padres ordenaron enseguida
a las especies vivientes, y a las inanimadas,
pronunciar el juramento de que Balder
no sería presa de ningún percance.
Todas lo hicieron, salvo el muérdago,
silencioso habitante de los robles
que crecían a las puertas de Valhalla.

Desconfiando de tales juramentos
Odín consultó las magas de la muerte
después de viajar a la mansión de Hel,
donde halló, para sorpresa suya,
un fúnebre festín de iniciación
con divanes y tapices negros
apropiados para un alto personaje.

Inició un ritual para trazar las Runas
con su poder de revivir los muertos;
de la tumba emergió una pitonisa
preguntando en tono descompuesto
quién osaba despertarla de su sueño.

El dios la interrogó sobre las causas
de un banquete tan pródigo y siniestro;
la vala confirmó sus aprensiones
diciendo que el invitado era Balder
destinado a ser muerto por Hodur,
hermano y dios ciego de la oscuridad.

–¿Quién vengará la muerte de mi hijo?,
volvió a indagar el dios supremo
cuando escuchó la macabra profecía.
–Vali, vástago de Odín y Rinda,
descendiente del rey de los ruthenes,
respondió la pitonisa.

Cuando el dios interrogó de nuevo:
–¿Quién no llorará la muerte de Balder?,
la vala descubrió al que así le hablaba
y se hundió presurosa bajo tierra,
jurando no salir hasta el final del tiempo.

Odín montó su caballo de ocho patas
convencido de que Orlog (el destino)
en nada cambiaría sus proyectos.
Cabalgó melancólico hasta Asgard
temiendo la hora en que su hijo
dejaría la mansión celeste. Pero
disfrutó, sin embargo, del festín
preparado para él por su regreso.

II
Frigga confirmó que todo bajo el Sol
había prometido no dañar a Balder,
quien podría alegrar eternamente
el gran orbe con su bella estampa.

El Supremo Tuerto, acompañado
por las demás divinidades nórdicas,
inició juegos en un campo de recreo
lanzando discos de oro hacia la Tierra,
casi olvidado del fatídico presagio
que pesaba como plomo en su cabeza.

Cansados ya del juego, idearon otro
que consistía en fulminar a Balder
con objetos de variada forma,
pues de acuerdo con el juramento
nada ni nadie intentaría dañarlo
mientras fuera el preferido del planeta.

Tal jolgorio puso en guardia a Frigga
que hilvanaba sentada en Fensalir,
cuando Loki cruzó como una anciana
caminando hacia las puertas de Valhalla
para conferir al legendario muérdago
una dureza y tamaño incomparables,
antes de ir al campo donde Hodur
continuaba aprensivo y taciturno
porque ciego no podía participar.

Puso Loki  en sus manos una flecha
fabricada con el parásito encantado,
dirigida contra el cuerpo de Balder.
El invidente disparó con tanta fuerza
que un grito de terror se oyó al instante
mientras su hermano caía traspasado
por el trozo del muérdago infernal.

Todos quisieron fulminar a Hodur,
pero su propia ley saltó al momento
recordando que un acto de violencia
violaría el sagrado juramento
pronunciado en pasadas asambleas.

III
Cuando supo que su hijo estaba muerto
Frigga exigió a todas las deidades
pedir su libertad en la mansión de Hel,
pues la Tierra exigiría el pronto regreso
del más gallardo señor del panteón.

Hermod el veloz se ofreció al punto
para cumplir tan delicada misión,
si Odín le daba su corcel Sleipnir,
único que podía con sus ocho patas
llevarlo pronto a la región sombría,
para dar a Balder y su amada esposa
más cariño que el de todos los esir.

Mientras Hermod viajaba, el primer dios
ordenó hacer una pira en forma de barco,
adornada con tapices y coronas florales,
armas y copas de distinta especie,
sortijas de oro y otros objetos preciosos,
antes de arrojar el cadáver sobre ella.

Al mirar esos hechos tan nefastos
la esposa decidió continuar cerca
de su amado, aunque estuviera muerto.
Odín agregó también a lo ya dicho
la oblación de su corcel y sus sabuesos,
igual que el anillo poderoso y mágico,
antes de cerrar la pira con espinos,
representantes del sueño.

Los dioses, en pleno reunidos,
se dispusieron a botar el barco
sobre las olas del oscuro océano,
y al no poder hacerlo, se valieron
de una giganta que pasaba cerca.

En asocio de un lobo colosal
y unas serpientes que se retorcían
en convulsiones estrambóticas,
se dispuso a cumplir lo negociado,
y apoyando el navío contra el hombro,
sin esfuerzo lo llevó hasta el agua.

El suelo crepitó con tanto estruendo
que todo el orbe se sintió en peligro,
mientras el barco navegaba en llamas
debido a la fricción que padecía
en las dos amuradas y en cubierta.

Los presentes casi pierden su equilibrio,
y Thor se enfureció de tal manera
que lapidó a la mujer con su martillo
junto a las fieras que la acompañaban.

Lit, un enano entremetido y loco,
se cruzó en el momento del ritual,
siendo incinerado junto a la pareja
y en cenizas transformada su figura.

El barco-pira soportó la ceremonia
mientras se hundía ya próximo al Oeste.
Para entonces Cielo y Tierra fueron uno,
y los dioses no marcharon hacia Asgard
hasta que la última chispa se extinguió.

Cuando el barco se perdió bajo las aguas
todo se hizo oscuro despidiendo a Balder;
los corazones quedaron en zozobra
con el final seguro de los seres vivos
por la llegada del temido Invierno.

Solo Frigga continuó impasible
y segura de que Hermod el veloz,
a la décima noche cruzaría
las corrientes que dificultaban
el alcance de los dos amantes,
después de apearse sobre el hielo
y sujetar las correas de la silla.

Tal como la diosa lo intuía,
el divino mensajero espoleó
de nuevo su caballo Sleipnir,
exhortándolo a dar tan grande salto
que cayó firme en la mansión de Hel,
y avanzó hasta la sala del banquete
donde Balder, sobre un fino diván,
se hallaba recostado y mal herido.

Un jarro de aguamiel sin consumir
yacía en el rincón más apartado,
mientras él, con su consorte Nanna,
miraban la vegetación que iba muriendo
por la ausencia del sol primaveral.

IV
El dios dudó que su valiente hermano
hubiera llegado a Hel para salvarlo,
porfiando con la cabeza y resignado
a quedarse en tan lúgubre morada
hasta el momento del último combate.

La diosa de las sombras, congelada,
escuchó la petición del mensajero,
aceptando liberar al presidiario
si los seres vivos e inanimados
derramaban sus lágrimas por él.

El mundo deploró su defunción
confiado en el regreso del occiso,
no por las exigencias de la diosa,
sino por el pacto de los otros dioses
en la última asamblea de Asgard.

La única excepción fue el viejo Thok
(Loki camuflado), que no quiso llorar
y prefirió las frialdades de su cueva,
pues no le importaba que la muerte
tuviera a Balder por una eternidad.