jueves, 6 de marzo de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



SIGUIENDO EJEMPLOS

Sif, consorte de Thor el dios del trueno
que con su martillo podía pulverizar
los imperios de las regiones polares,
era una dama orgullosa muy pagada
de su espléndida y dorada cabellera.

El dios se sentía complacido
por el largo cabello de su esposa,
y al verla sin él una mañana
sintió tanta ira que tomó el martillo
para aplastar al miserable Loki.

Lo alcanzó y tomándolo del cuello
lo aplastó como si fuera un sapo,
mientras el conspirador se retorcía
implorando perdón para su crimen
y prometiendo devolver lo hurtado.

El bravo Thor le permitió partir
a lejanas montañas de la Tierra,
donde el bribón contrataría un enano
que rehiciera la preciosa prenda,
lo mismo que un presente para Odín:
la lanza que no erraba objetivo
y un barco que siempre navegara
con vientos favorables y tranquilos
por aire, tierra y mar.

Así como en Asgard las deidades
obligan siempre a reparar el daño
y a sufrir por la vergüenza pública,
pondré yo, por defender tu amor,
al primer descamisado que se atreva
con ultrajes ridículos y estúpidos,
en el podio de la picota histórica,
para cobrarle, como al viejo Loki,
su atrevimiento de cobarde inculto.