SIGUIENDO
EJEMPLOS
Sif, consorte de Thor el dios del trueno
que con su
martillo podía pulverizar
los imperios de
las regiones polares,
era una dama
orgullosa muy pagada
de su espléndida
y dorada cabellera.
El dios se
sentía complacido
por el largo
cabello de su esposa,
y al verla sin
él una mañana
sintió tanta ira
que tomó el martillo
para aplastar al
miserable Loki.
Lo alcanzó y
tomándolo del cuello
lo aplastó como
si fuera un sapo,
mientras el
conspirador se retorcía
implorando
perdón para su crimen
y prometiendo
devolver lo hurtado.
El bravo Thor le permitió partir
a lejanas
montañas de la Tierra,
donde el bribón
contrataría un enano
que rehiciera la
preciosa prenda,
lo mismo que un
presente para Odín:
la lanza que no
erraba objetivo
y un barco que
siempre navegara
con vientos
favorables y tranquilos
por aire, tierra
y mar.
Así como en Asgard las deidades
obligan siempre
a reparar el daño
y a sufrir por
la vergüenza pública,
pondré yo, por
defender tu amor,
al primer
descamisado que se atreva
con ultrajes
ridículos y estúpidos,
en el podio de
la picota histórica,
para cobrarle,
como al viejo Loki,
su atrevimiento
de cobarde inculto.