lunes, 9 de junio de 2014

Del libro "Poética de las sombras"



LA HIGIENE DE LAS ALCOBAS

Para impedir los hechizos mañaneros
se deben sacudir muy bien las sábanas,
las mantas y el colchón de nuestros lechos,
para que los maleficios desaparezcan de allí.

En situaciones extremas puede contratarse un mago
que suprima los efluvios suspendidos en la alcoba,
porque asfixian los durmientes de las futuras jornadas
después de aterrorizarlos y hacerlos desfallecer.

El contacto permanente con partículas nocturnas
propicia en todo momento protervas inclinaciones
y muchas facilidades para siniestros designios,
al perpetuarse los miasmas invisibles de los cuerpos.

Los espíritus malignos son bastante inteligentes
y multiplican odiosas y espantables influencias
en las personas más débiles,
desde el miedo corporal hasta horrendas pesadillas,
debido a las vestiduras de las camas embrujadas
cuando se ignoran las normas elementales de higiene.

Del libro "Poética de las sombras"



FILOMELA

Natural de tres continentes,
ofrece su canto generoso
en noches de primavera y de verano.

Una macabra historia,
protagonizada por el rey Tereo,
Filomela, y Procne (yo),
horrorizó tanto a los dioses
que pronto nos convirtieron
en varios tipos de aves,
sin ninguna compasión.

Yo terminé en golondrina
y Tereo en abubilla;
Filomela en ruiseñor
que canta su canción desengañada,
producto de un amor envilecido
por el amante incestuoso y traicionero
que violó los principios familiares
de nuestra bella y feliz fraternidad.