sábado, 7 de junio de 2014

Del libro "Poética de las sombras"



LA HIJA DE LA REINA DE LA NOCHE

Desciendo de la Reina de la Noche
y me agradan los lugares lúbricos
donde obtenga caricias masculinas
de atléticos y jóvenes mortales.

Me imaginan horrenda y descuidada,
pero tengo procederes y artilugios
para timar y conquistar los hombres,
acercándome silenciosa hasta su lecho
cuando se hallan en profundo sueño,
y los poseo hasta menguar mis ansias.

Asumo formas y maneras fantasmales
para mis perversiones nocturnas,
dejando a mis bellos elegidos
exangües y avergonzados.

Me place atormentar a los virtuosos
que aseguran ser castos, y atraparlos
con mis redes en su reino oscurecido,
aunque se crean del sexo liberados.

Del libro "Poética de las sombras"



LA REINA DE LA NOCHE

La creación más extraordinaria
del furioso Yahvé sobre la Tierra
no fue Eva de una costilla de Adán,
ni los crímenes y robos cometidos
por sus crueles y obtusos seguidores
al servicio de un imperio inmundo.

Fue la entidad como deidad primera,
hecha al sacarme de su propio barro,
para darle una eterna compañera
al padre y madre de las generaciones,
nombrándome Reina de la Noche
y principio de todos los demonios,
como afirman los historiadores.

Soy reconocida como Lilith,
y el vicioso contacto de mis labios
con el cuello de las supuestas víctimas,
a través de mis caninos puntiagudos,
hace puente para extraer su sangre
y contagiar la descendencia de Caín
a lo largo de los puntos cardinales.

Originaria de algún país asiático,
emigré a la región de los magiares,
en la moderna y decorosa Hungría
y en la distante singular Rumania,
para iniciar desde allí las incursiones
que tanto aterrorizan a los vivos,
quienes tratan de cerrarme el paso
colocando mi cuerpo sobre el piso
y pasando después con una estaca
mi libertino corazón de piedra,
al que nunca podrán asesinar
los eternos verdugos de mi sexo.