NENCATACOA
Tú,
que sabes pintar, tejer, cantar y danzar,
siendo
además el dios de las borracheras,
que
apareces inopinadamente
con
tu cuerpo de zorra reluciente,
entre
los matorrales y altozanos de mi tierra,
protege
con tu poder mis creaciones,
que
aunque siendo tan humildes
rinden
tributo y reconocimiento
a
los placeres de la carne y del espíritu,
como
a ti te agrada.
En
cambio te haré diez mil ofrendas
dando
lo mejor de mis cosechas
y
construyendo ese bohío
al
cual he de llevar mi enamorada,
para
tenderla sobre un lecho de flores
antes
de amarla como tú me enseñas
y
como ella siempre lo ha soñado.
Viviremos
los tres en bacanales
bebiendo
sin pena y sin medida,
igual
que Dionisio en Grecia
y
Baco en la violenta Roma,
porque
aquí en América del Sur
disfrutamos
también de los placeres
que
conducen directo al paraíso.