domingo, 1 de julio de 2012

Del libro "El panteón incompleto"


JOSÉ GABRIEL

En aquel virreinato colonial
convivían entre otras paradojas
santidad y pasiones de burdel.

Cuando Túpac capturó al Corregidor,
lo pasó de inmediato por las armas
frente al odio reprimido de su pueblo.

La revancha imperial fue sanguinaria:
Presenció las torturas y la muerte
sufridas por sus seres más queridos.

Ni las penas ni los potros destrozaron
su entrañable valor y fortaleza.

Fue sin piedad decapitado
y sus miembros dispersos por los altos
y escabrosos peñascos del Perú.

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