JINETE NEGRO
Fui
Antón García de Bonilla,
caballero
de tiempos coloniales,
que
ordenó a sus esclavos construir
en
una de sus fincas predilectas,
varios
lagos junto al Magdalena.
Al
morir me torné mito viviente
en
tierras de Antioquia y Santander,
siempre
vestido de luto y cabalgando
por
las noches en mi mula negra.
De
mis hombros cuelga un encauchado
con
el que cubro mi cuerpo totalmente,
y
en la cabeza luzco gran sombrero
grueso
y alón, también de color negro,
que
oculta mi espantosa calavera.
Mi
paso es percibido por el rastrilleo
que
produce mi mula en empedrados
y
el crujir de mi ruana hecha de caucho,
por
mi elegancia tras la capa negra
y
altivo porte hasta después de muerto.
Fumo
cigarros de diversa marca
y
frecuento poblados dormitantes
que
anidan quietos en las cordilleras
en
noches siempre negras y de negro,
porque
negro es el blanco de los seres
que
nos vamos del mundo de los vivos
hasta
un regreso fantasmal y fiero.
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