viernes, 18 de abril de 2014

Del libro "Poemas montaraces"



VIEJA COLMILLONA

Arribo donde comen los peones
y reposan al final de la jornada,
cuando están asando plátanos
y sirviendo sus tazas de café,
porque el fogón está encendido
y permite calentar mis huesos.

Me acicalo el cabello diariamente
con mis largas y peludas manos,
entrando y saliendo sin problema
y jugando con las brasas del fogón.

Me atraganto de plátanos asados
que les robo mientras ellos hablan,
porque son mi alimento preferido
y siempre los ingiero de un jalón.

Es la hora de escuchar canciones,
cuentos y coplas asaz tradicionales
de don Sebastián de las Gracias,
Cosiaca y Pedro Rimales.

Así paso la vida en tales sitios,
tejiendo leyendas que se forman
con la Rodillona, mi comadre,
Dama Verde, Mechuda o Cabellona,
la Niña de la Carta y la Sirena del Arco.

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