VIEJA COLMILLONA
Arribo
donde comen los peones
y
reposan al final de la jornada,
cuando
están asando plátanos
y
sirviendo sus tazas de café,
porque
el fogón está encendido
y
permite calentar mis huesos.
Me
acicalo el cabello diariamente
con
mis largas y peludas manos,
entrando
y saliendo sin problema
y
jugando con las brasas del fogón.
Me
atraganto de plátanos asados
que
les robo mientras ellos hablan,
porque
son mi alimento preferido
y
siempre los ingiero de un jalón.
Es
la hora de escuchar canciones,
cuentos
y coplas asaz tradicionales
de
don Sebastián de las Gracias,
Cosiaca
y Pedro Rimales.
Así
paso la vida en tales sitios,
tejiendo
leyendas que se forman
con
la Rodillona, mi comadre,
Dama
Verde, Mechuda o Cabellona,
la
Niña de la Carta y la Sirena del Arco.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario