jueves, 2 de enero de 2014

Del libro "Poemas de un esquizofrénico"



TRIGÉSIMO YO

Cuando una serpiente ampolla
ciertos huevos de gallina
desciendo sobre la Tierra
con mi espantosa figura.
Mi tamaño es el de un gato,
aunque soy el más terrible
de los monstruos conocidos.

Ni el caballero más puro
logra vencer la fiereza
que tienen mi dentadura
y mi forma de mirar.

Con las dos destruyo árboles,
derribo en vuelo los pájaros
y acabo todas las plantas,
salvo la hierba de gracia,
que ha sido siempre tan útil
para brujas practicantes.

De no ser por la comadreja
y el gallo vistoso y fatuo,
acabaría con el mundo
en menos que canta un gallo,
pues el canto de este animal
me mata con sus sonidos
cuando lo escucho alelado.

En cuanto a la comadreja,
que ataca sin darme tregua,
sale siempre vencedora
porque sana sus heridas
con las hojas de la ruda.

Cuando Plotino, el filósofo
que enseñó en Alejandría,
siendo un ciego natural,
tapó los ojos de un miembro
de mi querida familia,
para llevarlo a su casa
después de domesticarlo,
lo vio morir al instante
por el canto de los gallos
y no como se dijera,
por mi espantosa figura.

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