martes, 13 de enero de 2015

Del libro "Poemas misceláneos"



SÚPLICA DESESPERADA
DE UN AMANTE DEBILITADO
AL ARCÁNGEL BICEFAEL

Consuelo de Dios
que provocas los pecados del mundo,
no le niegues a mi amada
(por delante y por detrás)
el éxtasis continuo de tu divina gracia.

Ayúdame a consolarla en noches necesitadas,
llenas de luna y de estrellas,
o cuando la oscuridad lame como un perro
los bordes de su cama.

Oh, seguro Arcángel mío:
No me dejes solo con mi amada
–perra en celo que no sacia fácilmente
sus furores uterinos–,
porque estoy exangüe de amarla,
ya no respondo a sus besos
ni a sus caricias como antes;
mi cerebro está muy débil
y no resiste sus ansias.

Oh, Bicefael: Anda conmigo siempre
y apunta tu erección perpetua
contra sus piernas de fuego,
donde queman como un horno
su sonrisa vertical
y su culito anhelante de putilla en cierne,
mientras consigo reanimarme
para atacar de nuevo,
tú que no decaes ni te fatigas
porque tu cuerpo de látex
es más duro y más fiero
que mi pobre puñal de carne y piel.

Ayúdame y no te arrepentirás,
tú, que sabes tanto de las buenas obras,
que conoces bien las decisiones de Dios,
no sea que piense locamente
que talvez ya no la amo,
que me tienen sin cuidado sus deseos eróticos,
o lo que sería más aterrador:
que al final de mi vida decidí volverme santo.

No hay comentarios.: