LOS VANAS
No fueron los esir las únicas deidades
veneradas por
las tribus nórdicas,
sino también los
poderosos vanas,
dioses del
viento y de los hondos mares.
Ambos se
disputaron con las armas
(icebergs, rocas
y otros proyectiles)
lo ganado por
derecho de conquista.
Pero un día
descubrieron
la unidad como
fuente de poder,
y empezaron a
zanjar sus diferencias
con el tratado
de una paz solemne,
el cual
reforzaron con promesas
de buena
voluntad y prisioneros.
Esto pasó sin
haberse construido
la mansión primigenia
de los dioses
en los amplios
territorios del edén.
Sin embargo,
dominaron el
destino de los hombres
en numerosos
lugares de la Tierra
y en los hondos
abismos de lo eterno.
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