domingo, 29 de diciembre de 2013

Del libro "Poemas de un esquizofrénico"



VIGESIMOPRIMER YO

Vivo en la Isla de las Manzanas,
situada en la mitad de un lago,
cuyas aguas maduras y tranquilas
jaspean como un telón de acero
tendido bajo el sol del mediodía.

A través de los callados bosques
los héroes muertos en combate
siguen su camino hasta la orilla
donde abordan el bote funerario,
conducido por la exótica mujer
que oculta su rostro entre crespones
y sujeta con mano rigurosa
los cabos del ancla y del timón.

Mientras avanzan por el agua inmóvil
los guerreros restañan sus heridas,
para llegar vigorosos a la isla
donde el tiempo nunca cambia
y tampoco muere el Sol.

Los árboles, doblados por sus frutos,
mitigan la sed del visitante,
y la hierba pisada por sus pies
adquiere suavidad de césped.
La paz que los vivos desconocen,
es el pan cotidiano en Avalon.

Y yo, santo patrono
de este paraíso de ultratumba,
construí bajo la fronda generosa
una rústica iglesia donde oran
y juran combatir cuando fenezcan,
los fieles el mal de sus congéneres,
venciendo a los intrusos  agresores
en los duros encuentros de la guerra.

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