miércoles, 19 de junio de 2013

Del libro "El panteón incompleto"


CRESCENCIO

Aquí no se pide limosna.
Se vende flauta a $ l00.
Crescencio Salcedo

En él todo fue un arte,
con el sonido alegre
de singular flautista.

Polémico y francote,
solitario y sin patria
cuando un pirata gaucho
le trasladó taimado
su tren de Santa Marta
para Cabo de Hornos.

Amó lo que vio bello
con esa reverencia
de artista iluminado.

Pero la esquiva suerte
no estuvo en su velero,
perdiendo en mil naufragios
los cantos espontáneos
que recogió ya en tierra
su pueblo bailador.

Murió dolido y pobre,
terrible consecuencia
para quien nunca tuvo
dobleces en la vida.

Como una montonera
de hambrientos tiburones
llegaron las desgracias.

Así, con todo y eso,
vivió entre los placeres
porque el coplero anduvo
muy bien del corazón.

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