miércoles, 16 de abril de 2014

Del libro "Poemas montaraces"



EL CAZADOR

Los campesinos tolimenses piensan
que pueden escucharme entre los árboles
y puntos alejados donde hay caza,
con mi grito melancólico y profundo
y el también desconsolado de mi perro
cuando ladra en mitad de la espesura.

Soy cazador maldito desde antaño
por salir al monte un Viernes Santo,
cuando a nadie se permite trabajar
ni desplazarse en busca de animales.

Así que al disparar contra una presa
ésta huyó sin descanso noche y día
llevándome hasta el centro de la selva,
donde una fuerza extraña me ocultó
de los hombres y mujeres, mis hermanos.

Hoy mi grito lastimero puede oírse
en los bosques espesos y lejanos,
igual que el aullido tremebundo
de mi perro cansado y dolorido.

Se percibe mejor mientras se reza
por el miedo que produce mi alarido,
al perder la integridad frente al embrujo
que manejo en las montañas del Tolima
y otros sitios del croquis colombiano.

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