POEMAS AL FUTHARK (24)
Eres diosa del día, la luz diurna
y otros atributos de la divinidad,
con tu disco llevado por caballos
que son la encarnación del Astro Rey
cuando cruza radiante el firmamento.
Daeg
o Doerg, lo mismo es para mí,
pues todos tus presentes son iguales
y en cada circunstancia simbolizas
la fuente principal de la esperanza.
El espíritu que impulsa la belleza
de todo lo enunciado por el cosmos,
adquiere tal nivel en los humanos
que no puede decirse con palabras
sino con el lenguaje de lo eterno,
manifiesto en el arte de la magia.
Vas a la par con diferentes Runas
ofreciendo excitantes perspectivas,
donde las sombras nunca vencerán
el destello convertido en amuleto
para franca alegría y buena suerte
de aquellos que demandan tu poder.
Resulta conveniente ser la última,
sin mezclar la notoria Runa blanca
en el mágico sendero del Futhark,
ya que los dioses de por sí prometen
justicia y cohesión sobre la Tierra
después de tan penoso oscurantismo,
hipertrofiado de excesos y crueldad.
Te invoco Daeg
de distinto modo
para cortar eventos que hayan sido
harto trágicos y tristes por amor,
resultar vencedor en las disputas
y fallos judiciales que me afecten,
exigiendo mecanismos razonables,
sin perfidias ni fardeles pestilentes
en mi salto a los podios de la ley.
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EL FUTHARK
La palabra Runa
significó en un principio “rugido”,
pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo
caso, las Runas son un alfabeto
mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que
se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón
escandinavo, ganó las Runas al
permanecer colgado del árbol Yggdrasil
(el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, herido de un
lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas
versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros
caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se
derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de
veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros
nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f,
u, th, a, r, y k. Fue el más
usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en
Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras,
aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la
península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Tuvo
su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número de
formas escritas.
Los demás Futhark
tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios
rúnicos principales.